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Los Ángeles (EE.UU.), 12 may (EFE).- Los Lakers están de vuelta. Tras un inicio ridículo de temporada (2-10), el conjunto angelino ha firmado una recuperación tan espectacular como asombrosa y este viernes se clasificó para la final del Oeste al derrotar a los vigentes campeones de la NBA, los Golden State Warriors (122-101 y 4-2 en la serie).

EFE/EPA/ALLISON DINNER SHUTTERSTOCK OUT

Liderados por LeBron James y Anthony Davis, estos imprevisibles pero apasionantes Lakers se medirán por un puesto en las Finales a los Denver Nuggets de Nikola Jokic.

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Los Nuggets jamás han ganado un anillo y ni siquiera han disputado unas Finales mientras que los Lakers son, junto a los Boston Celtics, el equipo más laureado de la historia (17 títulos cada uno).

Nuggets y Lakers se cruzaron en la final del Oeste en la ‘burbuja’ de 2020 con victoria para el equipo de LeBron que posteriormente se proclamaría campeón.

Al margen de esa temporada pandémica, esta es la primera final del Oeste para los de púrpura y oro desde 2010, cuando el conjunto de Kobe Bryant y Pau Gasol conquistó el anillo ante los Celtics.

Sin importar lo que suceda a partir de ahora, estos muy meritorios Lakers han protagonizado una resurrección para los libros de historia de la NBA: de una franquicia arruinada durante meses a un equipo rabiosamente competitivo en los playoff (vía ‘play-in’) gracias a una transformación radical en el mercado de fichajes y una fe ciega en sus posibilidades.

Un LeBron magistral consiguió su primer partido con más de 30 puntos en los playoff desde 2020 y se salió con 30 tantos, 9 rebotes y 9 asistencias.

En una soberbia actuación coral y de tremendo despliegue defensivo le acompañaron cinco jugadores con más de 10 puntos incluyendo a un descomunal Anthony Davis (17 puntos y 20 rebotes) y a un decisivo Austin Reaves (23 puntos y 6 asistencias).

En cambio, los legendarios Warriors de Stephen Curry y de los cuatro títulos en ocho años vivieron su primera eliminación en unos playoff ya que siempre que llegaron a las eliminatorias alcanzaron las Finales.

Además, Golden State, con una noche nefasta en el triple (13 de 48), puso fin con esta eliminatoria a 28 series consecutivas con al menos una victoria a domicilio.

Curry fue el máximo anotador 32 puntos pero sufrió en la puntería con un 11 de 28 en tiros y un 4 de 14 en triples.

Peores aún fueron las veladas para el olvido de Klay Thompson (8 puntos con un terrorífico 3 de 19 en tiros y 2 de 12 en triples) y Jordan Poole (7 puntos con 3 de 10 en intentos a canasta).

AVALANCHA LOCAL

Si algún fan de los Lakers había imaginado cómo sería un inicio soñado se pareció muchísimo al arranque de esta noche.

Los de púrpura y oro desataron una avalancha que dejó paralizados a los Warriors y, con un triple de Reaves desde la esquina, alcanzaron un impresionante +17 con 4.40 en el primer cuarto (27-10).

Con Dennis Schroder como novedad en el quinteto en lugar de Jarred Vanderbilt, los Lakers, que recordaron por instantes al avasallador equipo del sexto partido ante los Memphis Grizzlies, volaron con un Davis gigantesco bajo los aros (9 puntos y 10 rebotes solo en el primer cuarto), un LeBron muy agresivo desde el comienzo (9 tantos) y un Russell sumando de forma constante (7 puntos).

Deshilachados, endebles en defensa y totalmente desacertados desde el triple (espantoso 3 de 14), los Warriors amenazaban con una catástrofe muy temprana.

La entrada de Donte DiVincenzo reanimó a Golden State, que en cualquier caso se aferró al de siempre: un Curry que, a base de triples y penetraciones de malabarista, lideró un parcial de 4-16.

Los Lakers cerraron así el primer cuarto de forma paradójica: habían parecido muy superiores pero los Warriors acechaban a solo 5 puntos (31-26).

Tras tanta subida y bajada, el segundo cuarto entró en un terreno estable con los Lakers mandando con márgenes en torno a los 5-10 puntos.

Los Warriors no se descolgaron pero seguían muy lastrados por la errática versión de Thompson (8 puntos con 3 de 13 en tiros en la primera mitad) y por un Poole con una noche de pesadilla (0 puntos con 4 faltas).

Tampoco los Lakers fueron un prodigio de virtudes, especialmente por su incapacidad para encontrar a Davis en la pintura.

Pero al rescate, con 10 puntos en ese periodo, apareció Reaves, primero con una canasta con adicional en la cara de Curry y después con un espectacular triple sobre la bocina y desde el medio de la pista que levantó a la afición angelina camino del descanso (56-46).

Los de Darvin Ham, como en el arranque, salieron del vestuario a morder, con las pilas cargadas y con ganas de noquear a los Warriors cuanto antes.

Así, LeBron capitaneó otra furiosa descarga de los Lakers, que recuperaron el +17 frente a unos Warriors que daban sensación de fatiga.

Un gran “alley-oop” de LeBron a Davis precedió un rifirrafe entre Schroder y Draymond Green que, con bastante polémica, acabó con el base alemán en la calle puesto que ya tenía una técnica del primer cuarto.

Pero ni eso ni un Curry que se multiplicó con 14 puntos frenaron a unos Lakers encabezados por un arrollador LeBron (10 tantos) y que recuperaron con 8 puntos a Lonnie Walker, el héroe imprevisto de esta eliminatoria.

Con 91-77 en el comienzo del último cuarto, los angelinos apretaron el acelerador a fondo ya sin mirar atrás.

De este modo, los locales, con LeBron marcando el paso, superaron pronto los 20 puntos de diferencia y los Warriors, alargando su agonía sin motivo, no pudieron detener una jornada histórica de los Lakers.

David Villafranca

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