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Santiago de Chile, 4 may (EFE).- Por primera vez desde el fin de la dictadura, los partidos políticos chilenos concurrirán con alianzas inéditas en las próximas elecciones constituyentes: el Partido Socialista (PS) abandona su coalición natural de centro-izquierda para integrarse en el bloque formado por los comunistas y el izquierdista Frente Amplio, mientras que el bloque de derecha libra una particular pugna.

Fotografía de una sesión de expertos en la Subcomisión de Función Jurisdiccional y Órganos Autónomos, el 27 de abril del 2023, en Santiago (Chile). EFE/Ailen Díaz

Tanto el oficialismo como la oposición compiten en varias listas y divididos para alcanzar los cincuenta escaños que se repartirán de forma paritaria entre 25 hombres y otras tantas mujeres, los futuros integrantes del Consejo Constitucional a cargo del segundo intento de redactar una nueva Constitución a partir de un borrador elaborado por un comité de expertos.

Un hombre pega propaganda electoral, el 1 de mayo de 2023, en Santiago (Chile). EFE/Elvis González

La derecha está dividida en tres formaciones: la tradicional concurre con el nombre de Chile Seguro, la emergente de extrema derecha se llama Partido Republicano, y la emergente populista es el Partido de la Gente. Estas tres fuerzas políticas ya se estrenaron en las elecciones presidenciales de 2021, pero tanto la ultraderecha como los conservadores populistas acuden por primera vez a unos comicios constituyentes.

La mayoría de expertos coinciden en que se trata de una cita electoral de resultado impredecible, porque concurren diversos factores que la condicionan: “la gran característica de esta elección es que tiene voto obligatorio (por primera vez desde 2012) en un momento en que gran parte de la población siente un alto desinterés por la política y rechaza el sistema y los partidos tradicionales”, explica a EFE la académica Isabel Castillo, de la Facultad de Gobierno de la Universidad de Chile.

Los escenarios son abiertos e inciertos, pero varios sondeos apuntan al triunfo del bloque conservador. Sin embargo, el gran interrogante es, según analistas consultados por EFE, cuánto sumarán los escaños de las tres derechas. Si llegan a los tres quintos (treinta consejeros) controlarán el Consejo por completo.

“UN PIVOTE” PARA LA ALIANZA DE GOBIERNO

Unidad para Chile es el nombre de la lista de los socialistas y las fuerzas más a la izquierda de la coalición gubernamental, entre ellas, el partido donde milita el presidnete Gabriel Boric. Esta formación concentrará buena parte de la atención en la noche electoral.

Y ello porque se da la paradoja de que los socios de la alianza de Gobierno compiten entre ellos, después de varias semanas de negociaciones que no lograron conciliar las dos almas de la coalición y que culminaron con la separación de los socialistas del conglomerado al que históricamente han pertenecido.

“Los socialistas juegan una suerte de pivote para mantener la alianza de Gobierno en plena disputa electoral”, apunta a EFE el politólogo de la Universidad Diego Portales Vicente Inostroza.

El socialista Mauricio Orellana, integrante de la Convención Constitucional anterior, defiende la estrategia de su partido: “no solo hay que mirar por una nueva Constitución, sino también por la gobernabilidad de los próximos años, y esto solo se va a lograr si la izquierda se logra unir”, manifiesta a EFE.

SIN RIESGO DE “QUIEBRE” EN LA COALICIÓN GUBERNAMENTAL

“Si el resultado de Unidad para Chile no es malo, probablemente, la alianza entre el Partido Socialista y el Frente Amplio se profundizará”, comenta a EFE el director de la Escuela de Periodismo de la Universidad de Santiago, René Jara. Sin embargo, Castillo ve “poco probable” que el oficialismo obtenga réditos electorales con esta fórmula.

La apuesta de las dos listas, defendida hasta el último momento por los socialdemócratas del Partido por la Democracia, surgió para que la centro izquierda tradicional, cuya lista se llama Todos por Chile, logre seducir a los votantes moderados. Pero todas las encuestas apuntan a que este segmento de electores optará por otras preferencias.

Si la suma de las dos listas queda por debajo de 21 de los 50 escaños en liza, “la centro izquierda quedará un poco debilitada, pero no tanto como para que se quiebre la alianza gubernamental”, según Inostroza. El motivo es que, pase lo que pase, tanto la ministra del Interior, la socialdemócrata Carolina Tohá, como el Partido Socialista son un ancla del Gobierno de Gabriel Boric.

“QUE SE IMPONGAN LOS ACUERDOS”

En la vereda opuesta, la derecha se disputa el liderazgo de su sector y, probablemente, la posibilidad de convertirse en el sector político más votado del país.

La ultraderecha de José Antonio Kast, el candidato presidencial que fue derrotado en la segunda vuelta por Gabriel Boric en 2022, y el Partido de la Gente, capitaneado por su imprevisible líder Franco Parisi, que quedó tercero en las presidenciales contra todo pronóstico, tienen “algunas ventajas en este proceso”, opina Isabel Castillo.

Enre estas ventajas están un clima social y político que favorece a los partidos “nuevos u outsiders”, que también son marcas “posicionadas” y reconocidas por los electores porque no se presentan en coaliciones, y que además se han distanciado y autoexcluído de la manera en que se fraguó este nuevo intento de elaborar una Constitución para el país, algo que muchos consideran que fue “un acuerdo de las élites”.

“En las últimas semanas ha ido creciendo el apoyo al Partido Republicano y ha disminuido el respaldo a la coalición Chile Seguro. No es que agarren votantes nuevos, sino que se están comiendo a la derecha tradicional”, añade la académica.

Más allá de quién gane este domingo, para el exintegrante de la ya extinta Convención Constituyente Hernán Larraín, de centro derecha, la clave tras el fracaso del anterior proceso ahora es que “exista (la posibilidad de) el veto cruzado y que se imponga la necesidad de negociar y alcanzar acuerdos”.

Meritxell Freixas

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