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La Habana, 7 abr (EFE).- En Cuba se puede ser de izquierdas y criticar al Gobierno y al sistema. Se puede denunciar el bloqueo y agregar que no lo justifica todo. Y se puede abogar por un mayor entendimiento con EE.UU. y argumentar que con quien realmente tiene que hablar La Habana es con su ciudadanía.

La historiadora, filósofa, ensayista y editora cubana Alina Bárbara López habla durante una entrevista con EFE en La Habana (Cuba). EFE/ Ernesto Mastrascusa

Ésta es la posición -compleja, articulada y no siempre comprendida en el polarizado contexto político cubano- que expuso en una entrevista con EFE la intelectual cubana Alina Bárbara López Hernández, historiadora, filósofa, ensayista y editora.

La historiadora, filósofa, ensayista y editora cubana Alina Bárbara López habla durante una entrevista con EFE en La Habana (Cuba). EFE/ Ernesto Mastrascusa

El encuentro se produjo antes de que esta miembro de la Academia Cubana de la Historia fuera retenida temporalmente este jueves tras salir a un parque a protestar por la detención del periodista y escritor Jorge Fernández Era. Ambos quedaron horas después en libertad.

“Cuba está en el momento final de un modelo de concepción política, social y económica que no creo que sea reformable bajo estas condiciones”, afirma López, quien descarta para la isla el camino de apertura económica de China y Vietnam.

“Hasta hace quizá unas décadas pudiera haber resistido cambios solo con una reforma económica. En estos momentos eso no es posible, porque hay una crisis general, una crisis sistémica, que incluye no solo la dimensión económica, sino también la política, la social y la simbólica”, argumenta.

En su opinión, esto se debe a múltiples factores: de las contradicciones políticas internas -incluida la Constitución de 2019- al “acceso masivo” a internet -los datos móviles comenzaron en 2018-, pasando por la “represión en diversas formas” y el repunte de la desigualdad y la “pobreza”, también la “extrema”.

“El Gobierno no logra revertir la situación económica y las personas que no tenían ni siquiera durante mucho tiempo inquietudes políticas hoy las tienen. Porque no hay nada que convierta a una persona más en política que la pobreza y una situación de inestabilidad y de inseguridad en el futuro como la que tiene el cubano hoy”, indica.

Como historiadora, es “optimista” con el futuro de Cuba, aunque “a corto plazo” no ve “alguna posibilidad” de cambio si la ciudadanía no hace “algo para cambiar”. Definiéndose como con “ideal socialista”, considera que ésta “debe ser una opción consciente y escogida”, y no impuesta y con “partidos únicos”.

DIÁLOGOS

López valora “cualquier diálogo” entre Cuba y EE.UU., aunque advierte a Washington que “ninguna presión sobre un Gobierno es legítima” y estima que La Habana busca en un posible acercamiento “lograr transformaciones que vayan a una apertura económica bajo su control”.

“Creo muy positivo cualquier tipo de conversación que lleve a una mejoría de las relaciones y al fin del bloqueo”, sintetiza.

Critica las sanciones de EE.UU. sobre la isla y cree “realmente injusto” que Cuba fuera incluida en la lista de países patrocinadores del terrorismo. A la vez, considera que La Habana utiliza el embargo como “única disculpa” y que su eliminación no conllevaría la automática democratización del país.

Sin embargo, subraya que el diálogo fundamental es otro: “Los ciudadanos de Cuba somos vistos como menores de edad tanto por el Gobierno de Cuba como por el de EE.UU., que no entiende que la cuestión no es que el Gobierno de Cuba se ponga de acuerdo con ellos, sino que tiene que hablar con nosotros, con los ciudadanos”.

Añade que para ella el Gobierno cubano es un interlocutor válido porque “tiene el poder” -aunque asegura que “hay que presionarlo desde abajo para que hable”- y advierte que negarse al diálogo y abogar por otras vías “es pedir un levantamiento armado”.

GESTOS

López, tras una vida como ensayista y convencida de que los intelectuales deben “sumar voces”, asegura que “apostar por Cuba” es un “deber público”.

En este sentido, el pasado 18 de marzo llevó a cabo un acto público pacífico de reivindicación política para exigirle al Gobierno la liberación de los presos políticos, el fin de la represión y ayudas para los más vulnerables, entre otros asuntos.

Retransmitió en directo por redes sociales el gesto, desde el Parque de la Libertad de su ciudad de Matanzas (oeste), el mismo al que salió este jueves a protestar. Asegura que entonces no fue “molestada” y que su iniciativa, que quiere repetir mensualmente, ha despertado interés.

“Todos los días 18 lo haré. Ya hay personas que me dicen que van a salir también en parques de sus ciudades. Yo no convoqué a nadie, pero tampoco voy a rechazar a nadie que llegue allí y se quiera sentar conmigo. Yo no voy a gritar ninguna consigna, yo no voy a sacar ningún cartel”, explica.

MUJERES

López considera que la revolución cubana trajo “cuestiones positivas” para la mujer. Destaca entre ellas la “igualdad salarial” y las ayudas para la protección de la maternidad.

Sin embargo, matiza que “hay mucho por hacer aún” en este ámbito y que no detecta “una intención evidente de que esas cosas que son tan importantes se vayan a hacer, por lo menos a corto plazo”.

En esa lista de pendientes, enfatiza la ausencia de una ley de género y de estadísticas oficiales públicas de feminicidios, dos reclamos habituales de colectivos feministas independientes.

También denuncia que no hay casas de acogida para las víctimas de la violencia machista, que faltan ayudas para las familias monoparentales y que la mortalidad materna ha subido en los últimos años tras los recortes en los servicios públicos de obstetricia.

Juan Palop

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