Publicidad

Brasilia, 3 jun (EFE).- Los presidentes de Brasil, Jair Bolsonaro, y Paraguay, Mario Abdo Benítez, inspeccionaron este viernes las obras de un nuevo puente entre ambos países, que ambos calificaron como un “modelo” para la integración.

Fotografía de las obras del Puente de la Integración hoy, en la ciudad de Presidente Franco (Paraguay). EFE/ Nathalia Aguilar

La reunión fue celebrada en Foz de Iguazú, donde el puente está siendo construido muy cerca de la represa hidroeléctrica de Itaipú, cuya propiedad es compartida por ambos países.

Una persona trabaja en las obras del Puente de la Integración hoy, en la ciudad de Presidente Franco (Paraguay). EFE/ Nathalia Aguilar

Tanto Abdo Benítez como Bolsonaro, que coinciden en su talante conservador, exaltaron la “visión” de los regímenes militares que gobernaban Brasil y Paraguay hace casi 50 años para impulsar la cooperación y convertir en energía la “fuerza” del río Paraná.

“El expresidente de Paraguay Alfredo Stroessner tuvo la visión de abrir las rutas hacia Brasil”, declaró Abdo Benítez en referencia al dictador que gobernó su país con mano de hierro entre 1954 y 1989 y que murió en el exilio en Brasilia en 2006.

Bolsonaro, capitán de la reserva del Ejército y fiel defensor de la dictadura que imperó en Brasil entre 1964 y 1985, también valoró las ideas “fantásticas” de los “gobiernos militares de Brasil y de Paraguay” y su impulso a la integración, así como su apuesta en la generación de energías renovables.

Abdo Benítez recordó además que los mismos gobiernos militares decidieron invertir en el Puente de la Amistad, el primero entre ambos países e inaugurado en 1965, que consideró como el inicio de un proceso de integración bilateral que desde entonces se fortalece.

“Hoy estamos continuando el legado que recibimos y construyendo un legado para las futuras generaciones”, declaró el presidente de Paraguay sobre las obras del puente visitadas este viernes, de las cuales destacó que sólo “faltan cien metros” para ser concluidas.

La nueva conexión entre Brasil y Paraguay tendrá 760 metros de largo, 19 metros de ancho y más de 60 metros de alto. Comenzó a ser construida en 2019 entre la ciudad paraguaya de Presidente Franco y Foz de Iguazú y se espera que las obras concluyan antes de fin de año, a un coste calculado hasta ahora en 84 millones de dólares.

Según ambos Gobiernos, este nuevo paso fronterizo aliviará el tráfico por el Puente de la Amistad, también sobre el río Paraná y por el que circulan unos 40.000 vehículos por día.

Antes de visitar las obras, los presidentes tuvieron una breve reunión en las instalaciones de la represa hidroeléctrica de Itaipú, inaugurada en 1973.

El tratado constitutivo de esa empresa binacional cumplirá 50 años en 2023 y dice que entonces deberán ser renegociadas algunas de sus cláusulas, incluida la que establece los precios que ambos países pagan por la energía utilizada.

Bolsonaro y Abdo Benítez tenían previsto reunirse el pasado 13 de diciembre en Carmelo Peralta para poner en marcha las obras de un tercer puente, que será erguido entre esa localidad paraguaya y la brasileña de Porto Murtinho, en este caso sobre el río Paraguay, el principal afluente del Paraná.

Ese encuentro finalmente se frustró debido a que, por causa del mal tiempo en la región ese día, el avión de Bolsonaro no logró aterrizar.

Esas obras están en ejecución e integran la Ruta Biocéanica, un proyecto que conectará el puerto brasileño de Santos, en el océano Atlántico, con dos terminales chilenas del Pacífico (Antofagasta e Iquique), a través de territorio paraguayo y argentino.

Publicidad