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Brasilia, 19 abr (EFE).- Brasil celebra por primera vez este miércoles el “Día Nacional de los Pueblos Indígenas”, desde 1943 conocido como “Día del Indio”, y lo hace con un flamante ministerio volcado a la protección de las comunidades originarias.

El presidente progresista Luiz Inácio Lula da Silva, que el 1 de enero pasado sucedió al ultraderechista Jair Bolsonaro, consideró un “orgullo” para Brasil la existencia del Ministerio de los Pueblos Indígenas, creado en una de sus primeras decisiones de gobierno.

“Por primera vez en Brasil, estamos viviendo la experiencia de tener un Ministerio de los Pueblos Indígenas, con una mujer indígena al frente”, manifestó en sus redes sociales en referencia a Sônia Guajajara, titular de esa cartera.

Según Lula, “la lucha de los pueblos indígenas por la preservación del medioambiente y nuestro planeta es histórica y debe ser valorada y apoyada”, lo cual es uno de los principales “compromisos” de su Gobierno.

El llamado “Día del Indio” fue instituido en Brasil en 1943, en respuesta a una decisión adoptada en el que fue el primer Congreso Indigenista Interamericano, que se había celebrado en Patzcuaro (México) tres años antes.

Esa denominación se mantuvo hasta mediados del año pasado, cuando el Parlamento brasileño, en un proyecto aprobado con amplia mayoría a pesar del rechazo del entonces presidente, el ultraderechista Jair Bolsonaro, adoptó la actual forma de Día de los Pueblos Indígenas.

Aunque no hubo grandes actos oficiales por la fecha, el Ministerio de los Pueblos Indígenas aprovechó la ocasión para lanzar una campaña en defensa de las comunidades originarias y “por un Brasil nunca más sin nosotros”.

Según ese despacho, se trata de “darle visibilidad a la lucha de los 305 pueblos indígenas que resisten y existen en Brasil, y que garantizan la preservación de 274 lenguas habladas”.

De acuerdo a datos oficiales, los pueblos originarios en Brasil ocupan el 13,7 % del territorio nacional, con 610 tierras indígenas, de las cuales 487 están aprobadas y ya son consideradas reservas.

De ese total, la gran mayoría se sitúan en la Amazonía brasileña, con 329 áreas delimitadas.

La demarcación de territorios indígenas fue totalmente paralizada durante los cuatro años de Gobierno de Bolsonaro, que además impulsó medidas para permitir la explotación de minerales en esas regiones, pese a que están protegidas por leyes medioambientales.

Entre 2019 y 2022, período en que el líder de la ultraderecha estuvo en el poder, los indígenas denunciaron en forma recurrente esas políticas y el “abandono” al que habían sido condenados por el Gobierno.

Según el Gobierno de Lula, eso fue demostrado en enero pasado, cuando el Gobierno detectó una crítica situación sanitaria en la tierra Yanomami, en el norte del país, donde cientos de indígenas fueron encontrados en graves condiciones de desnutrición.

Las autoridades atribuyeron esa caótica situación a la acción de miles de mineros ilegales dedicados a la extracción de oro y otros elementos, y ya expulsados de la región, pero que volcaron en los ríos mercurio y otras substancias contaminantes que comprometieron la alimentación y la salud de los indígenas.

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