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RIO DE JANEIRO, 15 NOV.- Los brasileños acuden este domingo a las urnas para elegir alcaldes y concejales, en la primera vuelta de unos comicios municipales eclipsados por la pandemia de covid-19 y que, según analistas, confirmarán el giro a la derecha iniciado en 2018.

Dos años después de las elecciones que alzaran a Jair Bolsonaro y pusieran fin a una seguidilla de victorias presidenciales de la izquierda, casi 148 millones de personas son llamadas a elegir las autoridades en 5.569 ciudades, donde serán responsables de políticas como saneamiento, transporte, atención básica de salud y educación.

La pandemia de coronavirus, que ha provocado más de 165.000 muertes en el país y una recesión económica, obligó a postergar los comicios seis semanas, impidió el “cuerpo a cuerpo” de las campañas presenciales y podría afectar también la comparecencia a las urnas. La votación en Brasil es obligatoria, pero los electores pueden justificar su ausencia incluso virtualmente.

Además de adoptar medidas como máscara obligatoria, distanciamiento y exhortar a los votantes a llevar sus propios bolígrafos, los circuitos electorales abrieron más temprano (10H00 GMT) para evitar aglomeraciones, con horario preferencial para los mayores de 60 años.

“Decidí venir temprano para evitar aglomeraciones”, dijo a la AFP Rogério Rosenthal, un abogado de 59 años que quiere la reelección del alcalde Bruno Covas (PSDB, centro) en Sao Paulo.

“Me gustó su gestión, creo que merece continuar”, añadió.

Elección sin sorpresas

Con un sistema de urnas electrónicas reconocido por su seguridad y eficacia, la justicia electoral divulgará los resultados de esta primera vuelta el domingo por la noche.

Los analistas esperan que sea una elección por la continuidad, sin la emergencia de “outsiders” como en 2016 o 2018, y un fortalecimiento de partidos tradicionales de la derecha y centroderecha como MDB, PSD, PP y DEM.

Bolsonaro, que llega a las elecciones sin partido y con índices de aprobación en torno al 40%, ha apoyado a algunos candidatos, pero sus escogidos en las grandes ciudades no escalaron en las encuestas.

El periodista conservador Celso Russomanno en Sao Paulo y al alcalde evangélico Marcelo Crivella en Rio de Janeiro están en segundo o tercer lugar en los sondeos, que lideran el alcalde paulista Covas y el exalcalde Eduardo Paes (DEM, derecha) en Rio, y podrían incluso quedarse fuera de la segunda vuelta el 29 de noviembre.

Izquierda dividida

En la vereda de enfrente, la izquierda todavía se lame las heridas de las dos últimas elecciones.

El Partido de los Trabajadores (PT) del expresidente Luiz Inácio Lula da Silva mantiene altos índices de rechazo y con pocas alianzas con otros partidos progresistas, tampoco despunta en las encuestas.

Salpicado por los escándalos de corrupción y el impeachment de la expresidenta Dilma Rousseff (2015), el PT vivió en las municipales de 2016 la peor derrota electoral de su historia, al perder 60,2% de las alcaldías conquistadas cuatro años antes.

Lula, que votó en Sao Bernardo do Campo, región metropolitana de Sao Paulo, dijo que esta elección “es histórica”“Creo que el PT saldrá fortalecido (…) Creo que vamos a ganar muchas ciudades”, comentó.

Este año las encuestas muestran que algunos candidatos de izquierda irían a una segunda vuelta en capitales estatales, como el líder del movimiento de Trabajadores sin Techo (MTST), Guilherme Boulos, aspirante en Sao Paulo por el Partido Socialismo y Libertad (PSOL); y la candidata del Partido Comunista do Brasil (PCdoB) Manuela D’Ávila, que lidera en Porto Alegre (sur).

En Recife, Fortaleza y Belém la izquierda también tiene chances de vencer.

“Voy a votar a Boulos, es la diferencia que Sao Paulo necesita”, dijo a la AFP el estudiante de 28 años Vitor Marques.

“La izquierda está debilitada desde las elecciones pasadas, pero los líderes precisan empezar a reunirse y aliarse”, reclamó.

Analistas coinciden en que la recuperación del peso político de la izquierda pasa por la formación de una alianza para las presidenciales en 2022.

Lula afirmó que está retomando el diálogo con otros líderes progresistas para “barrer del mapa político” a Bolsonaro en 2022, aunque no deja claro que el PT esté dispuesto a ceder la cabeza de la fórmula presidencial para fortalecer la propuesta.

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