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Sao Paulo, 10 may (EFE).- El último adiós de la cantante brasileña Rita Lee cumplió la profecía que ella misma escribió sobre su muerte: “Los fans levantarán las portadas de mis discos y corearán ‘Ovelha Negra'”. Y así lo hicieron este miércoles en su lugar preferido de Sao Paulo: el Parque Ibirapuera, su “Bosque Encantado”.

Una fanática asiste al velorio de la cantante brasileña Rita Lee, en el planetario del Parque Ibirapuera, en la ciudad de São Paulo (Brasil). EFE/Isaac Fontana

Cientos de sus seguidores se despidieron de la conocida como “reina del rock brasileño”, fallecida la noche del lunes a los 75 años como consecuencia de un cáncer de pulmón, mientras cantaban sus éxitos y cargaban sus vinilos, en medio de una fuerte emoción.

El lugar elegido para el velatorio fue el planetario que se encuentra dentro del parque Ibirapuera y al que acostumbraba a ir todas las semanas.

Lee nació y vivió gran parte de su vida muy cerca de este oasis verde que contrasta con el tono gris de la mayor ciudad de Brasil.

La entrada del planetario estaba hoy engalanada con varias coronas de flores enviadas por clubes de fans, discográficas y otros artistas brasileños, como Jorge Ben Jor.

A las 10.00 hora local se abrieron las puertas para la fila serpenteante de sus acólitos, apostados desde primeras horas de la madrugada, compungidos y vestidos con camisetas con el rostro de la que fue una de las mayores voces femeninas del rock brasileño.

UNA “HEROÍNA” PARA SUS HIJOS

“Aunque ahora sea una estrellita en el cielo, esté donde esté, va a continuar haciendo feliz a mucha gente”, dijo a los periodistas João Lee, uno de los tres hijos que la cantante tuvo con el guitarrista Roberto Carvalho, a las puertas del planetario.

João relató que los últimos meses su madre estuvo rodeada por su familia y que tuvo un “final feliz”. Se refirió a ella como su “heroína”, no por su prolífica carrera, sino por su “simplicidad, dignidad y honestidad con la que vivía el día a día”.

Esa honestidad, mezclada con altas dosis de sarcasmo, quedó reflejada en esa profecía sobre su fallecimiento plasmada en su autobiografía, publicada en 2016.

“Cuando muera, me imagino las palabras de cariño de los que me odian. Algunas emisoras de radio pondrán mis canciones sin cobrar derechos, los colegas dirán que se me echará de menos en el mundo de la música, quién sabe, a lo mejor hasta le ponen mi nombre a una calle sin salida”, escribía.

Y continuaba: “Los fans, esos sinceros, levantarán las portadas de mis discos y corearán ‘Ovelha Negra’. Las televisiones ya deben tener bajo la manga un resumen de mi trayectoria para mostrarlo en los telediarios y saldrá una pequeña nota en el obituario de algunas revistas. En las redes sociales, algunos dirán: ‘Eh, yo creía que la vieja ya se había muerto jaja”.

Por último, lanzó un aviso de que “ningún político se atreverá a asistir” a su velatorio, pues de lo contrario “se levantaría del ataúd para abuchearlos”.

DETENIDA EN LA DICTADURA

Ese estilo irreverente, rebelde e irónico, marcó su trayectoria hasta el punto de desafiar a la dictadura militar que imperó en Brasil entre 1964 y 1985.

De hecho, también se la conoce como “la artista más censurada” durante ese oscuro periodo histórico en el que llegó a ser detenida cuando estaba embarazada de su primer hijo, después de que unos policías encontraran marihuana en su apartamento.

Ella, símbolo de la libertad sexual, aseguró años después que los agentes de la dictadura armaron la escena para llevársela arrestada como trofeo.

Esa lucha contra la opresión traspasó generaciones y quedó marcada en el imaginario de unos fans que hoy entraron al planetario con los himnos de Lee sonando en sus celulares o coreándolos con sus propias voces.

“Para las mujeres fue un ejemplo, nos hizo poder evolucionar, avanzar, tener nuestra libertad. Es la mujer de la libertad”, afirmó a EFE Soraya, costurera de 57 años y quien se emociona al hablar de Lee, su ídolo.

Cadumma, profesor de 25 años, viajó desde Río de Janeiro en autobús durante la noche. La afición le viene de su abuela y su madre, que consideraban a Rita Lee una “revolucionaria”.

“No hay como ser brasileño y no ser fan de Rita. Es patrimonio cultural y atraviesa generaciones”, resume.

Carlos Meneses

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