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BARCELONA, 08 MAYO.- Las elecciones regionales del próximo 12 de mayo en Cataluña presentan un panorama político complejo e incierto, donde el tema de la independencia, que anteriormente dominaba la agenda, ha cedido terreno a cuestiones de gestión y a la incertidumbre sobre los posibles pactos poselectorales.

Las encuestas apuntan a una victoria del Partido Socialista de Cataluña (PSC) con mayoría simple, lo que obligaría a su líder, Salvador Illa, a buscar el apoyo de otras fuerzas políticas para poder gobernar. Las opciones son un pacto con los independentistas de Esquerra Republicana de Catalunya (ERC), cuyas bases se muestran reticentes a un acuerdo con los socialistas, o un gobierno independentista liderado por el expresidente Carles Puigdemont, cuyo partido Junts per Catalunya (JxCaT) ha experimentado un ascenso en las encuestas.

Sin embargo, la fragmentación del voto independentista y las diferencias entre los partidos dificultan la formación de una mayoría sólida. Los partidos de derecha contrarios a la independencia, como el PP, Vox y Ciudadanos, intentan aprovechar la situación para arañar votos a los socialistas, criticando la ley de amnistía impulsada por el PSOE con el apoyo de los independentistas.

El fantasma de una repetición electoral sobrevuela la campaña, mientras los partidos se lanzan a la caza del voto indeciso. Los socialistas llaman a la movilización, convencidos de que una alta participación les beneficia, mientras que los independentistas marcan distancias con el PSC para concentrar el voto nacionalista.

Las elecciones catalanas tienen también una dimensión nacional, ya que el gobierno de Pedro Sánchez depende del apoyo de los partidos independentistas. Puigdemont ha advertido de “consecuencias” para el gobierno español si los socialistas catalanes pactan con el PP para evitar un presidente independentista en Cataluña.

A pesar de ello, Sánchez se ha volcado en la campaña catalana, consciente de que una victoria del PSC avalaría su gestión. El líder de la oposición, Alberto Núñez Feijóo, también ha tenido una presencia constante en Cataluña, trasladando su pulso político con los socialistas a este escenario.

Carles Puigdemont, huido de la justicia española desde 2017, ha realizado su campaña desde el sur de Francia, en una situación inédita que culminará con un acto de cierre en Elna.

En definitiva, las elecciones catalanas del 12 de mayo presentan un escenario abierto y complejo, donde la gobernabilidad de Cataluña y la estabilidad del gobierno español están en juego. La incertidumbre sobre los posibles pactos poselectorales y la fragmentación del voto hacen que el resultado final sea impredecible y que los indecisos jueguen un papel decisivo.

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