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Chile respira tranquilo después de conocerse durante la mañana del lunes la sentencia de la Corte Internacional de Justicia por la demanda boliviana, en la que por 12 votos contra tres concluye que “no contrajo la obligación legal de negociar un acceso soberano al océano Pacífico con el Estado plurinacional de Bolivia”. Luego del fallo de 2014 en la disputa con Perú, cuando Chile perdió unos 20.000 kilómetros de presencia marítima, no se esperaba una resolución tan favorable ni contundente. El rechazo absoluto de la demanda boliviana ha sido recibido con sorpresa y satisfacción por las autoridades chilenas, que en los cinco años de juicio abordaron este caso con una perspectiva de Estado.

La sentencia era esperada con alta expectación en Chile. Mientras los parlamentarios de todos los sectores políticos observaron juntos en la sede del Congreso la transmisión desde los Países Bajos, el presidente Sebastián Piñera, sus ministros y representantes de los poderes Legislativo y Judicial siguieron la lectura del fallo desde el palacio de La Moneda, donde se repartieron banderas nacionales entre los invitados y funcionarios.

“Hoy es un gran día para Chile, pero también es un gran día para el derecho internacional, para el respeto a los tratados internacionales y para la sana y pacífica convivencia entre los países”, ha dicho Piñera sonriente, pocos minutos después de conocer el fallo. El mandatario pronunció su discurso oficial en uno de los patios de la sede del Gobierno, acompañado por su esposa, Cecilia Morel, el canciller, Roberto Ampuero y, entre otras autoridades, el presidente del Senado, Carlos Montes.

“El presidente Evo Morales ha creado falsas expectativas y grandes frustraciones a su propio pueblo. Además, nos ha hecho perder cinco valiosos años en las sanas y necesarias relaciones que debe tener Chile con todos los países vecinos, incluyendo por supuesto a Bolivia”, indicó Piñera. “Nunca estuvo ni va a estar en juego ni un centímetro cuadrado de nuestro mar y soberanía”.

La Corte de La Haya animó a ambos países “a continuar dialogando en busca de una solución” y el presidente chileno se mostró abierto a retomar las conversaciones con Bolivia: “Chile es un país que tiene un afán, una actitud y una disposición de dialogar y colaborar con todos los países del mundo, en forma muy especial con los países vecinos. Pero siempre dentro del contexto del derecho internacional, del respeto a los tratados vigentes y por supuesto, defendiendo y protegiendo con firmeza, con fuerza y con voluntad nuestra soberanía”.

La posición chilena se basa en que no existen controversias limítrofes pendientes entre ambos países, que se han cumplido y profundizado todos los compromisos adquiridos en el tratado de 1904, heredero de la Guerra del Pácifico (1879-1884), y que Chile no ha faltado a su voluntad permanente de diálogo. En las últimas décadas, distintas administraciones chilenas llevaron adelante conversaciones con Bolivia, pero casi siempre fueron frustradas por el propio Gobierno boliviano, que rompió unilateralmente las relaciones diplomáticas en 1978.

La sentencia de la Corte Internacional de Justicia representó un triunfo para la estrategia chilena. Mientras el Gobierno de Morales desplegó desde 2013 una ofensiva comunicacional, diplomática y jurídica, Chile abordó la demanda boliviana desde una perspectiva fundamentalmente jurídica.

La presencia boliviana en La Haya fue evidencia de ello. El presidente Morales se hizo presente en el palacio de la Paz junto a una amplia comitiva, pero representando a Chile estuvo solo el agente Claudio Grossman. “El tribunal, con gran claridad, ha dicho que hay que hacer una distinción entre la política y el derecho. Es esencial para el mantenimiento de la relación de los Estados”, ha indicado Grossman desde los Países Bajos. En Santiago, el ministro de Exteriores recalcó que “Bolivia debe reconocer y aceptar este fallo que es muy claro y contundente”. El ministro Ampuero agregó que “pueden abrirse todos los caminos” si Bolivia respeta los resultados de la historia, el derecho internacional y los tratados que ha firmado.

En la ciudad de Antofagasta, donde está el puerto chileno que reclama Bolivia, la sentencia se esperó con banderas chilenas, pantallas gigantes de televisión frente al muelle y bailes tradicionales. Para el analista político Ascanio Cavallo, que coordinó en su momento la comunicación de Chile frente a la demanda de Bolivia, estas expresiones resultan preocupantes, según declaró en la emisora de radio Tele13. “El sentimiento antiboliviano de Antofagasta fue sobre todo impulsado por Bolivia. El viaje totalmente impertinente del canciller David Choquehuanca en 2016 o las declaraciones de Evo Morales diciendo que esa ciudad volvería a ser boliviana ha creado en las ciudades chilenas del norte un sentimiento que no existía y que no tiene por qué existir. Espero que baje esa especie de xenofobia que se ha creado artificialmente”, dijo.

La opinión pública chilena y boliviana se ha polarizado justamente por la ofensiva de Morales, según se señala en Chile. De acuerdo a la encuesta Cadem difundida hoy, nueve de cada 10 chilenos cree que independientemente del resultado, Bolivia no dará por terminados los conflictos limítrofes con Chile y seguirá insistiendo con otros temas territoriales. Un 82%, en tanto, no votaría por un candidato presidencial que esté por darle a Bolivia una salida soberana al mar.

 

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