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Sofía, 2 abr (EFE).- En Bulgaria comenzaron este domingo las quintas elecciones legislativas en dos años, en un nuevo intento de desbloquear la aguda crisis política e institucional que atraviesa el país balcánico.

EFE/EPA/VASSIL DONEV

Unas 6,6 millones de personas con derecho a voto están llamadas a las urnas, en más de 11.600 colegios electorales, que abrieron a las 07.00 hora local (04.00 GMT) y permanecerán abiertos hasta las 20.00 local (17.00 GMT).

Según las encuestas, hay dos grandes bloques, ambos europeístas pero enemistados entre sí, que se disputarán la victoria, con cerca del 25 % por ciento cada uno, lo que complicará una vez más la formación de un ejecutivo estable.

El exprimer ministro reformista Kiril Petrov, líder del partido Continuemos el Cambio (PP) espera alcanzar junto con sus socios de Bulgaria Democrática (DB) la primera posición, también gracias al fuerte apoyo que recibe de parte de los votantes búlgaros registrados en el exterior.

Su rival, el también exprimer ministro populista conservador Boiko Borisov y líder del partido GERB, es acusado por la alianza PP-DB de haber gobernado Bulgaria durante una década larga con nepotismo y una cercanía a las mafias y oligarquías económicas.

La guerra en Ucrania y la posición frente a Rusia es el tema dominante de la escena política de este país excomunista, donde en los últimos meses ha gobernado un ejecutivo tecnócrata, instaurado por el presidente, el exgeneral prorruso Rumen Radev.

Detrás de los dos grande bloques se sitúa el Movimiento de Derechos y Libertades DPS, una formación populista cercana a GERB, que aglutina el voto de la minoría turca, y el partido ultranacionalista y prorruso “Vazrazhdane” (Resurrección), ambos con cerca del 14 % de los votos.

Quintos serán, según los sondeos, los socialista del BSP, herederos del partido comunista y con lazos históricos con Rusia, con menos del 8 %.

Matemáticamente la opción más sencilla para alcanzar un gobierno sería una combinación de las dos primeras fuerzas, que juntos obtendrían una mayoría estable.

Sin embargo, esa opción parece políticamente imposible ante las profundas divisiones entre las dos formaciones, sobre todo en materia de la lucha contra la corrupción y la reforma judicial.

Los analistas locales prevén una fuerte abstención en las elecciones, que podría llegar a alcanzar el 60 %.

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