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La pizarra de una casa de cambios en Buenos Aires muesta la cotización del dólar frente al peso argentino. AFP

La economía argentina ha entrado en una espiral descendente que nadie sabe con seguridad dónde terminará. Este jueves, un día después de que el presidente Mauricio Macri anunciara un acuerdo con el FMI que garantiza que reciba los fondos que vaya necesitando hasta diciembre de 2019, el peso argentino se ha desplomado un 16%. Para comprar un dólar, al inicio de la sesión hacían falta 33,9 pesos. Menos de cinco horas después, ya eran necesarios 41,10 pesos.

Macri dijo ayer que el FMI adelantará a Argentina todos los fondos que sean necesarios para que el Gobierno cumpla con los pagos de su deuda con prestamistas extranjeros. El dinero saldrá del rescate por 50.000 millones de dólares acordado en junio, pero ahora sin necesidad de aprobar las revisiones periódicas que los técnicos del organismo realizan a sus acreedores. El anuncio fue recibido con excepticismo en el mercado: ayer, el peso se depreció un 7% y hoy volvió a caer en picada. La subida de las tasas es una medida desesperada para sostener la moneda, en medio de una desconfianza creciente entre los inversores sobre el rumbo de la economía.

UNA TASA RÉCORD EN EL MUNDO

Al subir la tasa de referencia al 60% Argentina volvió a batir su propio récord. El segundo país del ránking, Surinam, lo sigue a gran distancia, con una tasa del 25%, mientras que en Turquía, el otro país emergente en crisis, roza el 18%. Frente a las otras grandes economías latinoamericanas las diferencias son aún más grandes: Brasil, 6,50%; México, 7,75%; y Colombia, 4,25%. En Venezuela la tasa es del 20,81%.

El único tramo del crédito del FMI desembolsado hasta el momento, 15.000 millones de dólares, llegó en junio. Los 35.000 millones de dólares restantes estarían disponibles a lo largo de la duración del acuerdo, supeditados a exámenes trimestrales del organismo.

“No hay una solución mágica”

La de hoy ha sido la cuarta depreciación consecutiva de la moneda, en un escenario cada vez más complicado. Y en lo que va de año, el peso ya se ha dejado el 52% de su valor con respecto al dólar. El Gobierno intenta aparentar calma, en medio de los rumores de cambios en el equipo económico. “Claramente no es la solución en la que está pensando el Presidente. No hay una solución mágica. Estamos encaminados a lograr el equilibrio fiscal, que es el eje central para reducir nuestras vulnerabilidades. Hay problemas, pero hay que ver la película y no la foto”, dijo esta mañana el jefe de Ministros, Marcos Peña.

La brusca subida del dólar tuvo lugar mientras empresarios y políticos argentinos se daban cita en el encuentro anual del Council of the Americas en Buenos Aires. Desde allí, el ministro de Interior argentino, Rogelio Frigerio, hizo también un llamado a la calma: “En estos momentos aquellos que tenemos responsabilidad política tenemos que tener templanza, seguridad, transmitir confianza y no tenemos ningún derecho a ponernos nerviosos”. Frigerio extendió el pedido a los empresarios presentes en la sala: “Deben hacer el esfuerzo de mirar más allá, del día a día, del dólar y entender que hay futuro en la Argentina y que ese futuro es muy promisorio”, concluyó.

Desde la oposición criticaron con dureza la nueva subida de las tasas de interés, que golpea aún más la economía productiva. “Para que no se vayan [los inversores] subís la tasa y se quedan un ratito. Pero al cabo de un rato dicen: ¿con esta tasa hay país viable? No, y se vuelven a rajar. Entonces volvés a aumentar la tasa. Esto termina en que tenés que resetear el modelo”, señaló el diputado peronista y extitular de la Unión Industrial Argentina, José Ignacio de Mendiguren. “El Gobierno ha tenido una política electoral que le dio resultados. Jugó a la confrontación, a poner a Cristina [Fernández de Kirchner] todos los días del otro lado y le fue muy bien. Pero no es lo mismo ganar elecciones que gobernar. Hoy le apareció la Argentina real, se acabó la Argentina electoral y no sabe qué hacer”, agregó.

Entre los empresarios también hubo críticas. “La tasa [al 60%] es un disparate”, lanzó Cristiano Rattazzi, titular de Fiat en Argentina. Rattazzi pidió que el Gobierno deje de usar reservas para frenar la devaluación y se mostró confiado en que el mercado encontrará un valor de equilibrio.

En los pasillos de la reunión todos tenían algo para decir. La mayoría mantiene el apoyo a Macri, aunque hay diferencias sobre las estrategias para salir de la crisis. En el sector productivo creen que el problema es político y no financiero y coinciden en la necesidad de un cambio del equipo económico para recuperar la confianza. Los representantes de los bancos, en cambio, llaman a esperar y no sumar turbulencias políticas.

Argentina enfrenta una segunda mitad de año complicada. Necesitada de financiamiento para financiar un déficit que ronda el 4% del PIB, ha visto como se cerraba el grifo del dinero externo tras la subida de tasas en EE UU. El mal clima que afecta a todas las economías emergentes, cuyas monedas sufren a la par de la apreciación del dólar, golpeó con especial dureza a Argentina, que debió acudir al FMI como prestamista en última instancia.

La subida de tasas y el aumento de los encajes bancarios para secar la plaza de pesos, y reducir así la presión sobre el dólar, fue la herramienta utilizada hasta ahora por el Banco Central para proteger la moneda. En un gesto inusual, la entidad informó hoy que los nuevos valores en la tasa de interés se mantendrán al menos hasta diciembre “para garantizar que las condiciones monetarias mantengan su sesgo contractivo”.

 

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