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Mérida, 6 mar (EFE).- Un tribunal español ha condenado a cuatro años y seis meses de prisión a Constantin Dumitru, de nacionalidad rumana y neerlandesa, y a cuatro años a la mexicana Priscila Guevara por sustraer 45 botellas de vinos de alto valor del hotel restaurante Atrio de Cáceres (oeste), que no han aparecido.

La Audiencia de Cáceres los considera autores de un delito de robo con fuerza en establecimiento abierto al público de especial gravedad, y les impone, además, una indemnización conjunta y solidaria de 753.454 euros (805.000 dólares), informó este lunes el Tribunal Superior regional de Extremadura en un comunicado.

Esa es la indemnización que pagó la aseguradora, aunque Atrio calcula que lo robado vale 1.648.500 euros (1,76 millones de dólares); según uno de los dueños, se trató de un “encargo” y el precio indicado es “relativo”, ya que depende de un valor “histórico y sentimental”.

El hombre y la mujer fueron extraditados a España por Croacia, donde fueron detenidos a finales de julio de 2022 en un puesto fronterizo con Montenegro gracias a una ardua investigación de la Policía española en colaboración con Europol e Interpol.

PRIMERO CENAR, DESPUÉS ROBAR

De común acuerdo y con la finalidad de obtener un beneficio ilícito, según la sentencia, los condenados decidieron que se alojara la mujer en el hotel el 26 de octubre de 2021, lugar que conocían de antemano. La reserva fue realizada únicamente por ella con un pasaporte suizo falso.

Posteriormente, se presentó el varón para cenar y alojarse en el establecimiento sin registrarse.

Tras cenar en el restaurante, efectuaron una visita guiada a la bodega y luego subieron a la habitación.

Por la noche, Priscila Guevara llamó a recepción para pedir una ensalada; en la conversación con el único empleado de ese momento, se interesó repetidamente por el tiempo que tardaría en ser servida.

El empleado manifestó que se encontraba solo y que la cocina estaba cerrada, además de sentirse extrañado por la petición de la ensalada, dado que habían cenado un menú de degustación de 14 platos.

Ante la insistencia de la acusada, le indicó que tardaría por lo menos 20 minutos en llevarle la comida.

En el momento en que el empleado se dirigió a la cocina, el acompañante de Guevara aprovechó para presentarse en la recepción, donde tomó una llave electrónica para abrir la bodega, pero no era la adecuada.

EL ARDIZ DEL POSTRE

Desde la puerta de la bodega, llamó a la mujer para que volviera a entretener al recepcionista, que ya había regresado a su puesto de trabajo, tras subir la ensalada al dormitorio.

La mujer volvió a llamar a recepción, en esta ocasión para solicitar un postre, a lo que nuevamente el empleado puso reparos, pero finalmente le llevó algo de fruta a la habitación.

Fue cuando el hombre, Constantin Dumitru, regresó a la recepción y, de una caja, agarró la llave maestra número 27, con la que abrió la bodega para apoderarse de las 45 botellas.

Las guardó en una mochila y dos bolsos de gran tamaño, y subió inmediatamente a la habitación antes del regreso del empleado a la recepción.

Los acusados abandonaron precipitadamente el hotel de madrugada, según la sentencia, que puede recurrirse.

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