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Davos (Suiza), 25 may (EFE).- La evolución del internet actual, “plano”, en donde el usuario interactúa a través de pantallas, hacia un “metaverso” que promete transformar la comunicación humana en una experiencia virtual tridimensional, recibió esta semana un decisivo impulso en la cumbre anual del Foro de Davos.

Chris Cox, director de producto de Meta. EFE/EPA/LAURENT GILLIERON

Dirigentes políticos, ejecutivos de las principales compañías tecnológicas involucradas en ese nuevo sueño y expertos del mundo académico intercambiaro, por primera vez, en la cumbre del Foro Económico Mundial y en sus márgenes, opiniones y propuestas acerca de los desafíos técnicos, legales y éticos que plantea esta revolución, pero también sobre sus enormes oportunidades.

Es “la siguiente evolución de internet”, que permitirá pasar “del ordenador, directamente, a los sentidos”, resumió Chris Cox, director de producto de Meta, una de las grandes tecnológicas pioneras en esta transformación y matriz de las populares plataformas Facebook, Instagram y WhatsApp.

Otras grandes multinacionales, como Microsoft y Google y empresas más pequeñas como Niantic y Emblematic, ya están creando experiencias y productos para el metaverso. Las primeras versiones se están aplicando en juegos como Roblox, Minecraft y Fortnite, que incorporan nuevas tecnologías de realidad virtual y aumentada, pero su potencial es extraordinario y multisectorial.

Cox participó este miércoles en Davos, dentro del programa oficial, en un coloquio sobre como construir el metaverso, junto al ministro de estado emiratí para la inteligencia artificial, Omar Sultan Al Olama; el fundador del mundo virtual Second Life, Philip Rosedale, y la directora ejecutiva de la empresa de realidad aumentada y visión artificial Magic Leap, Peggy Johnson.

Meta -nombre con el que fue rebautizado Facebook en octubre pasado- instaló en el centro de Davos una oficina en la que muestra sus avances en este campo y donde los visitantes pueden hacerse una idea de qué es el metaverso, experimentando con los sofisticados dispositivos y aplicaciones que ya permiten ‘entrar’ en esos mundos virtuales.

“Hemos ido del ordenador a la web y al móvil; del texto a las fotos y al vídeo. En esa progresión, el metaverso es ahora la evolución lógica. Es la nueva generación de internet, una experiencia tridimensional, más inmersiva, una sensación de presencia, como si estuvieras allí con otra persona, en otro lugar”, explicaba estos días a los medios, entre ellos Efe, en la oficina de Meta, Nick Clegg, exviceprimer ministro liberal británico y actual presidente de asuntos globales de la multinacional.

Pero los ejecutivos del gigante tecnológico dejaron claro en Davos que no tratan de vender un producto.

En un documento publicado para la ocasión, Clegg aclara que “no habrá un metaverso gobernado por Meta, de igual manera que no existe hoy un internet de Microsoft o un internet de Google”.

El metaverso “no es un producto único, como son las aplicaciones de Meta (Facebook, Instagram, Messenger y WhatsApp). Tampoco es un sistema operativo como Windows de Microsoft, ni un hardware como el iPhone de Apple”.

Sí que será, al igual que Internet en la actualidad, “una constelación de tecnologías, plataformas y productos”.

“No será construido, operado o gobernado por ninguna empresa o institución. Requerirá una variedad de empresas grandes y pequeñas, la sociedad civil, el sector público y millones de creadores individuales. No es una sola pieza de tela, sino una colcha de retazos”, explica.

“Por supuesto, al igual que Internet, el metaverso será un sistema interconectado que trasciende las fronteras nacionales, por lo que deberá existir una red de estándares, normas y reglas públicos y privados que le permitan operar”.

De todos estos requisitos por cumplir, que exigen cooperación internacional (y financiación) público-privada, se ha hablado en Davos.

El ministro emiratí Al Olama defendió el interés que tendrán los gobiernos en conocer, por ejemplo, las transacciones económicas que puedan llevarse a cabo en esos nuevos espacios, o los contenidos que se difundan susceptibles de incitar al odio o al terrorismo, y por ello consideró necesario un debate multilateral sobre estas cuestiones.

Entre las complejas preguntas que deberán responder los creadores del multiverso figuran, por ejemplo, qué estándares de interconexión se aplicarán y quiénes los definirán; cómo monetizar las inversiones; cómo asegurar que estos avances beneficien a toda la población y no acentúen la marginación de algunos grupos; o cómo se protegerá la privacidad.

Pero, “bien hecho, el metaverso podría ser una fuerza positiva para la inclusión y la equidad, cerrando algunas de las brechas que existen en los espacios físicos y digitales de hoy”, según Clegg.

En cualquier caso, existe un amplio acuerdo en que las oportunidades que puede abrir esta tecnología son enormes, especialmente en los campos de la salud, la educación, la creatividad y el emprendimiento.

“En su infancia, nadie podría haber imaginado el impacto abrumador que tendría Internet en el comercio. Pues es lo mismo ahora con el metaverso”, asegura el directivo de Meta.

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