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Bogotá, 9 jul (EFE).- El barrio, el barrio, el barrio. La música de Dawer X Damper suena en festivales e incluso en Netflix, pero ellos, con sus perreables letras sociales, una nueva masculinidad y ritmos de “afrobeat” y “dancehall”, insisten en recordar que vienen de un barrio “difícil” de Cali.

“Somos dos hombres afro del barrio”, así se define este dúo caleño, compuesto por dos hermanos, Luis Fernando y Edwar Andrés Vergara, que se hacen llamar Dawer X Damper, autores de canciones como “Quilo” o “Combete”, y que han puesto el ritmo a la serie de Netflix “Ritmo Salvaje”.

“Todo el tiempo estamos diciendo el barrio, el barrio, el barrio, pero es muy importante resaltarlo porque cuando nosotros empezamos a hacer nuestro proceso de autorreconocimiento entendimos que el barrio no es el lugar que nos debe avergonzar”, dice Damper en una entrevista con Efe.

MÚSICA DE BARRIO

“El barrio” es Aguablanca, un sector del oriente de Cali que agrupa al 30 % de la población de la tercera ciudad más importante de Colombia, la mayoría de ella desplazada y migrante del Pacífico, como su familia.

Es un barrio, dice Damper, que tiene “una saturación natural”: postes llenos de cables, cometas viejas, casas pintadas de colores, algunas no terminadas, calles sin pavimentar… Hay ruido en la calle, se escucha a la señora que vende en la esquina, a los niños que corren por todos lados.

Tiene “una escasez de un montón de… no sé si llamarlo privilegios”, duda Damper, que habla de una diferencia de “estética” de cómo se ve su barrio y cómo se ven otras zonas de Cali, una de las ciudades de Colombia donde las diferencias sociales son más claras y donde la brecha racial y de clases es muy profunda.

Por eso, cuando la gente de su barrio va a entregar una Hoja de Vida, les dicen que no digan de dónde vienen. Hay un estigma. Siempre les dijeron que su barrio era feo, pobre, peligroso. Pero en el proceso que este grupo ha hecho de “autorreconocimiento” entendieron “que ahí están sus riquezas, que ahí están todas tus herramientas para empezar a poner tu voz frente al parlante que sea”.

“Cuando empezamos a quitarnos esa etiqueta y decir: ‘Aquí nací, aquí me puso la vida y desde aquí es que debo partir’, entendemos que el barrio no es un concepto para nosotros de vergüenza”, subraya el músico.

UN REGUETÓN QUE NO LES IDENTIFICA

Eran aún adolescentes cuando llegaron a la música, “por medio de procesos sociales”, por líderes y lideresas sociales que llegaron al barrio trayendo arte, documentales, pintura… pero siempre con el arte con “una carga y un sentido social y político”, con “discursos de empoderamiento, de resignificación todo el tiempo”.

Comenzaron con el reguetón pero, según cuenta Dawer, “sentíamos que los referentes de música urbana no se parecían a nosotros”. Se dieron cuenta pronto que “no cabían” ni entraban en ese género.

“Era muy difícil posicionarse de alguna forma dentro de ese género porque obviamente no teníamos las condiciones o no nos veíamos físicamente como se había planteado”, dice el joven. Así que pasaron por bandas de funk y de hip hop hasta que crearon Dawer X Damper, una fórmula que tiene “la intención de romper estereotipos estéticos, raciales, de moda, de género”.

En sus letras mezclan ritmos urbanos de amplio espectro creando una marca propia que denominan “afrofuturismo latino”, donde cabe todo lo que cualquier afro haga en pro de las comunidades negras. Donde mezclan los orígenes de sus abuelos y la familia materna del Pacífico, con los ritmos africanos del origen de la diáspora en un “sonido ancestral futurista”.

Pero donde también cabe el perreo. “Parce, si eso es lo que se está vendiendo ahorita y nosotros nos parecemos a eso, ¿no deberíamos hacerlo?”, se preguntaron los hermanos en algún momento de todo ese proceso de autorreconocimiento. Si ellos comenzaron haciendo reguetón, vende el reguetón y les gusta el reguetón, ¿por qué no mezclarlo? Pero sin olvidar los temas sociales que atraviesan todo su proyecto.

“La poli no es seguridad”, dicen en “Combete”, mientras al segundo explotan: “Aquí mueve la fiesta, nada e’ parranda, la gente activa ya”.

OTRAS MASCULINIDADES

Su “afrofuturismo” lleva implícito un nuevo modelo de masculinidad, que reivindican también en su último sencillo, “Jelou Mai Kity”, y en el que son claros: “Decidimos romper literalmente con la sociedad patriarcal machista y demostrar también nuevas masculinidades no sólo en lo visual sino en todos los pensamientos”, dice Dawer.

“Nosotros estamos en una lucha, que es nuestra lucha directa en pro de los derechos de las comunidades negras”, manifiesta Damper. Y “no tiene sentido promover una lucha, si se no respeta la lucha del resto”, es decir, si se deja atrás a las comunidades LGTIBQ+, las del campesino, las del indígena, las del feminismo…

“Entonces cuando tú debes aportar de una u otra forma a las otras luchas —porque al final aunque sea un problema de unos es un trabajo de todos—, uno entiende que por ejemplo para el feminismo nuestra masculinidad con la que crecimos no le funciona”, reconoce Damper.

Así que tienen claro que en su proyecto, a pesar de ser dos hombres, no cabe la lógica patriarcal, y la ropa es ropa; sin género, y si se tienen que pintar los labios, lo hacen, sin estereotipos.

Tras la oportunidad que tuvieron con “Ritmo Salvaje”, se preparan ahora para sacar su primer disco, mientras llevan sus temas a todo tipo de escenarios, desde festivales internacionales a pasarelas de moda.

Irene Escudero

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