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Washington, 11 abr (EFE).- El Gobierno de Estados Unidos afirmó este martes que no tiene pruebas de que Egipto haya dado armas a Rusia y reafirmó su alianza con ese país, pese a que unos documentos filtrados a The Washington Post revelan que Egipto planeaba dar cohetes a Rusia.

“No tenemos pruebas de que Egipto haya proporcionado armas letales a Rusia”, dijo John Kirby, uno de los portavoces de la Casa Blanca, en declaraciones a la prensa a bordo del avión presidencial Air Force One.

De esa manera, intentó dejar claro que no se ha producido ninguna transferencia de armamento, pero ni confirmó ni desmintió que Egipto haya estado planeando enviar armas a Rusia, tal y como informó el lunes The Washington Post.

“Egipto es un importante aliado en materia de seguridad y sigue siéndolo”, subrayó el portavoz.

The Washington Post accedió a una serie de documentos secretos que fueron publicados en marzo en la plataforma social Discord y en los que supuestamente se revela que el presidente de Egipto, Abdelfatah al Sisi, ordenó a funcionarios de su gobierno la producción de más de 40.000 cohetes para enviarlos a Rusia, que invadió Ucrania hace más de un año.

Una fuente egipcia desmintió esas informaciones este martes a través de la cadena de televisión egipcia Al Qahera News, mientras que Rusia tachó de “bulo” esos reportes.

En los últimos días, se ha filtrado a los medios de comunicación de EE.UU. documentos militares y de inteligencia que revelan detalles hasta ahora desconocidos de la política exterior del Gobierno de Joe Biden.

Sin embargo, según ha avisado la Casa Blanca, algunos de esos documentos están manipulados y podrían ser parte de una campaña de desinformación.

La mayoría de los documentos filtrados están relacionados con la guerra en Ucrania y dan detalles sobre los planes de Estados Unidos y la OTAN para reforzar la ofensiva ucraniana.

Además, la información apunta a que Washington podría haber estado espiando a algunos de sus aliados más cercanos, como la propia Ucrania, Corea del Sur e Israel.

Ante la posibilidad de que los documentos puedan crear tensiones con sus aliados, Estados Unidos ha estado en contacto con ellos durante los últimos días, según la Casa Blanca.

Además, la Administración de Biden está haciendo todo lo posible para identificar la fuente de filtración, pero todavía no ha podido hacerlo y tampoco sabe si habrá más filtraciones.

La lluvia de filtraciones comenzó el viernes pasado, continuó el fin de semana y se ha prolongado esta semana.

Todavía se desconoce el impacto que tendrá, pero podría ser la más grave desde 2013, cuando el exanalista Edward Snowden expuso el alcance de los programas de espionaje masivo que Estados Unidos puso en marcha tras los atentados del 11 de septiembre de 2001.

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