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MISSION, Kansas, EE.UU., 10 DIC (AP) — Justo cuando Estados Unidos parece estar a punto de obtener una vacuna contra el COVID-19, las cifras de la pandemia lucen más tétricas que nunca: más de 3.000 muertes en un sólo día, más que en el Día D o el 11 de septiembre de 2001. Un millón de casos nuevos en cinco días. Más de 106.000 personas en el hospital.

La crisis en todo el país está abrumando a los centros médicos y dejando al personal y a funcionarios de salud agotados y con ataques de llanto y pesadillas.

En total, hay más de 290.000 muertos y más de 15 millones de casos confirmados.

Estados Unidos registró 3.124 fallecimientos el miércoles, la cifra más alta hasta la fecha para un sólo día, de acuerdo con la Universidad Johns Hopkins. Hasta la semana pasada, el pico había sido de 2.603 muertes el 15 de abril, cuando la ciudad de Nueva York era el epicentro nacional.

La cifra del miércoles superó la de las bajas estadounidenses en el Día D, el primer día de la invasión a Normandía durante la Segunda Guerra Mundial: 2.500, de unas 4.400 bajas entre los Aliados. Adicionalmente, superó a las víctimas de los atentados del 11 de septiembre de 2001, de 2.977.

Los casos nuevos llegan a más de 209.000 diarios en promedio, una cifra récord, según la universidad Johns Hopkins. Adicionalmente, el número de personas hospitalizadas por COVID-19 marca nuevos récords casi cada día.

Un panel asesor del gobierno estadounidense se reunió el jueves para decidir si apoya el uso masivo de la vacuna de Pfizer contra el COVID-19. Si la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA, por sus siglas en inglés) aprueba la recomendación del panel, la vacuna podría comenzar a aplicarse en cuestión de días, en la que sería la campaña de vacunación más extensa en la historia de Estados Unidos.

En San Luis, el terapeuta respiratorio Joe Kowalczyk dijo que ha visto pisos enteros de su hospital llenos de pacientes de COVID-19, algunos de ellos hasta con dos por habitación. El suministro de respiradores artificiales se ha reducido, agregó, y el inventario es tan escaso que sus colegas de turno se vieron en la necesidad de brindar respiración asistida a un paciente usando una máquina BiPAP, similar a los dispositivos utilizados para atender la apnea del sueño.

Asegura que cuando él se va a casa a descansar por la mañana, luego de su agotador turno nocturno, en ocasiones sufre pesadillas.

En Nueva Orleans, la directora de salud, la doctora Jennifer Avegno, describió su visita reciente a un hospital donde pudo observar a médicos, enfermeros, terapeutas respiratorios y otro personal exponiéndose al contagio en un prolongado y vano intento de salvar la vida de un paciente con COVID-19. Algunos incluso rompieron en llanto tras fracasar, sostuvo.

“Este es personal experimentado de emergencias y de atención médica crítica”, dijo. “No lloramos muy seguido, y especialmente no varios de nosotros al mismo tiempo”.

En Virginia, el gobernador Ralph Northam, médico de formación, anunció un toque de queda a partir de la medianoche y extendió el requisito de uso de mascarillas u otro equipo protector de rostro al aire libre, no sólo en espacios cerrados.

Ellen DeGeneres, mientras tanto, se convirtió en una de las celebridades más recientes en dar positivo al coronavirus, si bien indicó que “ahora se siente bien”. Personal de la producción de su programa fue enviado a casa hasta enero, y mientras tanto se retransmitirán episodios anteriores.

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*La periodista de la AP Jocelyn Noveck en Nueva York contribuyó con este despacho, al igual que periodistas de The Associated Press en todo el planeta.

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