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BILBAO, 21 ABRIL.- En el contexto de las elecciones vascas, EH Bildu ha adoptado una estrategia de “política de kilómetro cero” para ampliar su base social y conectar con aquellos que sienten que las decisiones políticas se toman a distancia, especialmente desde Madrid. Este enfoque busca atraer a quienes perciben una desconexión entre las decisiones de sus partidos locales y la gestión centralizada.

Si bien la imagen más moderada de Bildu ha sido efectiva en elecciones anteriores, destacando por su enfoque en la gestión sobre la identidad nacional, recientes controversias sobre su manejo del pasado de ETA han puesto a prueba su coherencia interna. Este escrutinio ha sido aprovechado por otros partidos para cuestionar su posición y estrategia.

A medida que las elecciones se acercan, el impacto de esta estrategia en el electorado aún es incierto. Sin embargo, se percibe un cambio en la dinámica política, con posibles beneficios para otras formaciones al movilizar a indecisos que podrían haberse abstenido. Esto podría reconfigurar el panorama parlamentario vasco, simplificando el arco político y dando lugar a una composición más nacionalista.

El resultado de las urnas determinará si el soberanismo, representado por PNV y Bildu, logra una mayoría significativa en el parlamento vasco, aunque las encuestas sugieren que el independentismo no cuenta con un amplio respaldo popular en la región.

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