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Quintero-Puchuncaví (Chile), 8 jun (EFE).- El alcalde de Puchuncaví, una de las “zonas de sacrificio ambiental” de Chile, abandonadas al deterioro industrial y la contaminación, pidió este martes parar la actividad industrial cuando se multiplique la contaminación, después de que este martes cerca de 100 personas resultaron fuertemente intoxicadas.

Los niveles de dióxido de azufre en la zona de Quintero-Puchuncaví, que organizaciones como Greenpeace denominan “el Chernobil chileno”, registraron una nueva alza que los quintuplicó, afectando a unas 100 personas, la mitad de ellas escolares.

Según responsables de Salud de la región de Valparaíso, los menores presentaron sintomatología asociada a cefalea, picor en ojos y garganta, además de nauseas, por lo que se tuvo que cerrar, una vez más, las 14 escuelas de la comuna y reducir la vida normal.

El alza obligo a las autoridades de esta localidad costera a decretar la emergencia ambiental y al ministerio del Medio Ambiente, uno de los prioritarios para el nuevo Gobierno, a anunciar medidas preventivas.

Un anuncio que sin embargo no se ha concretado y que ha soliviantado a los responsables de la comuna, conocida como la “Chernobil chilena” y situada en la región de Valparaiso, que llevan años luchando con los gases tóxicos y residuos que vierten a diario en la atmósfera y en la bahía grandes empresas como la minera Corporación nacional del Cobre de Chile (Codelco) y la eléctrica AES Andes.

En declaraciones a la prensa, el alcalde de Puchuncaví, Marco Morales, denunció que pese a este nuevo alza en la contaminación y su impacto en la población, el Gobierno permite a las industrias continuar con su actividad y no las obliga a reducir y parar la producción para salvar vidas humanas.

“¿Debo como alcalde seguir suspendiendo las actividades físicas de niños y niñas para que el cordón industrial, a pesar de tener un peak de contaminación siga funcionando? Yo creo que eso no es justo”, señaló.

Además subrayó que la norma ambiental “es cómoda” y favorece a la industria ya que las mediciones de gases contaminantes son promediadas y eso permite que los picos -más frecuentes de lo que parece- queden enmascarados.

Morales apuntó a los gestores de la industria, a los que acusó de mentir y maniobrar para no reducir las emisiones, y propuso tres ejes de acción concretos e inmediatos.

“Aplicar por 48 horas la paralización de los procesos productivos del cordón industrial cuando ocurre un peak de contaminación” y “cambiar la normativa existente, puesto que no pueden seguir midiendo solamente tres elementos; dióxido de azufre, óxido de nitrógeno y los materiales particulados MP10, porque eso significa que quedan otras 14 empresas del cordón industrial sin medición alguna”, explicó.

Y un mecanismo que permita a las autoridades anticiparse y evitar que siga el deterioro de este area, que en 1958 el Gobierno chileno decidió transformar en un polo industrial que hoy alberga cuatro termoeléctricas a carbón y refinerías de crudo y cobre, relegando la agricultura y la pesca tradicional.

Medio siglo después, los cerca de 50.000 habitantes de Quintero-Puchuncaví respiran a diario gases que emiten 16 industrias, que además vierten residuos que envenenan tanto la bahía como al océano Pacífico.

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