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Nueva York, 1 abr (EFE).- El artista español-estadounidense Jorge Otero-Pailos desveló este lunes en Nueva York tres esculturas de acero forjadas a partir de las verjas de una embajada modernista del siglo pasado, unas obras con las que busca reivindicar el valor cultural de estos lugares históricos en riesgo de desaparición.

Fotografía del 1 de abril de 2024 de una escultura del artista Jorge Otero-Pailos durante la inauguración de la exposición 'Analogue Sites', expuesta en Park Avenue de Nueva York. EFE/ Angel Colmenares

Otero-Pailos (Madrid, 1971) entrelaza las barras rectas que rodeaban la antigua embajada de EE.UU. en Oslo -recién abierta tras una renovación en la que ha participado- en la exposición ‘Analogue Sites’, instalada al aire libre en Park Avenue, una gran vía que acoge numerosas instituciones de intercambio cultural.

Fotografía del 1 de abril de 2024 de una escultura del artista Jorge Otero-Pailos durante la inauguración de la exposición 'Analogue Sites', expuesta en Park Avenue de Nueva York. EFE/ Angel Colmenares

“Es una forma de preservación experimental de la historia de la red de embajadas que EE.UU. construyó alrededor del mundo después de la Segunda Guerra Mundial, que eran centros culturales”, explica a EFE el escultor, arquitecto y académico, cuya práctica gira en torno a “salvaguardar” monumentos.

Otero-Pailos cuenta que las obras forman parte de un proyecto que nació hace una década, cuando se enteró de que las embajadas de EE.UU. se estaban vendiendo, muchas siendo demolidas o alteradas, y comenzó un proceso de investigación en la Universidad de Columbia, donde es director y profesor de Preservación Histórica.

Junto a sus alumnos planteó “cómo se podría salvar y dar un nuevo futuro a estos edificios que tienen tanto potencial como centro cultural”, y finalmente formó parte del equipo que preservó la embajada de EE.UU. en Oslo, reabierta en noviembre de 2023 después de cuatro años de trabajo.

Como artista y arquitecto conservacionista de aquel equipo, relata que se pudo preservar la mayor parte del edificio pero no la verja, que para él tenía gran importancia por simbolizar el sentido de “cancillería” clásico, de embajada como lugar de intercambio cultural, que asegura que se está perdiendo.

Las embajadas, en el pasado, “estaban abiertas al público, tenían bibliotecas, teatros, salas de arte. Eran unos edificios muy distintos de lo que son ahora, y me gusta la idea de recuperar esa historia”, cuenta Otero-Pailos, que recuerda con cariño su primera visita a la embajada de EE.UU. en Madrid.

“Decidí estudiar en EE.UU. un año y ese año se convirtió en el resto de mi vida”, apostilla el artista, a quien acompañan hoy su socia y directora de su estudio, Laurence Laffargue, y representantes del Queen Sofia Spanish Institute y el Consulado General de España, que han financiado la exposición junto a otras entidades.

“Los dos somos inmigrantes de primera generación. Hay 46 millones de inmigrantes de primera generación en este país que tienen una experiencia con las embajadas, y para nosotros tienen un lugar especial en nuestro corazón, porque de alguna manera somos producto de ellas”, apostilla Laffargue.

En ese sentido, Otero-Pailos espera que las esculturas, dos de ellas situadas enfrente del histórico edificio de Park Avenue Armory, sirvan como “un punto de entrada a un diálogo más amplio sobre la preservación del pasado y a imaginar cómo puede ser la diplomacia del futuro”.

Nora Quintanilla

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