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Santiago de Chile, 21 ene (EFE).- El vocero del Gobierno chileno, Jaime Bellolio, señaló este viernes que el Ejecutivo se enfocará en garantizar un “traspaso ordenado, republicano y eficaz” del mando a la nueva Administración del presidente electo, Gabriel Boric, que esta mañana anunció a los 24 miembros de su gabinete ministerial.

“Las reuniones oficiales con cada uno y una de los ministros y ministras que han sido nombrados por el presidente electo, van a ser el día 21 de febrero”, adelantó Bellolio.

Además, el ministro Secretario General de Gobierno explicó que se tratará de reuniones simultáneas, en tanto a la Administración Piñera aún le restan “muchas materias por realizar, muchos programas, muchas licitaciones y cosas administrativas que se necesitan terminar”.

En un hito histórico para el país y el resto del continente, Boric nombró un gabinete compuesto mayoritariamente por mujeres, destacando nombres como el de Izkia Siches, la primera en asumir la cartera de Interior en toda la vida independiente de la república suramericana.

Consultado ante este hecho, Bellolio aseguró que es una “buena noticia, no solamente sea un Gobierno paritario, sino que hoy día hayan más mujeres. Para nosotros es muy importante y así lo hemos hecho durante el Gobierno, promover que haya más mujeres en distintos espacios de toma de decisiones”.

Bellolio también tuvo palabras frente a los nombramientos de los socialistas Carlos Montes y Maya Fernández en las carteras de Vivienda y Defensa, respectivamente, dos militantes con amplia trayectoria en la vida pública chilena.

“Sobre esos dos nombres, a mí me tocó conocerlos en el Parlamento, y les tocará una difícil misión en ambas carteras (…) ambas personas tienen las competencias luego de su trayectoria política”, apuntó.

Gabriel Boric asumirá el mando del Estado chileno el próximo 11 de marzo por un periodo de cuatro años, tiempo en el que deberá conducir un país agitado política y socialmente, además de mermado en términos económicos por el profundo golpe de la pandemia.

A la vez, deberá llevar a buen puerto el proceso constituyente en marcha que busca dejar atrás la carta magna heredada de la dictadura de Augusto Pinochet (1973-1990) e impulsar reformas estructurales con un Congreso dividido entre fuerzas progresistas y de derechas.

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