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Bangkok, 4 ene (EFE).- El autodenominado Gobierno de Unidad Nacional (NUG) de Birmania insistió este martes en la “guerra defensiva” como la única solución para derrotar a la junta militar que tomó el poder del país en febrero mediante un golpe de Estado.

Rangún (Birmania). EFE/EPA/STRINGER

El NUG, integrado por políticos y activistas fieles a la derrocada líder birmana Aung San Suu Kyi, acusó a los golpistas de “reprimir, torturar, matar y cometer crímenes contra su propia población” y de mantener al país como “su propio rehén”.

“Ahora mismo, el pueblo solo tiene una opción. Lanzar una guerra defensiva, una guerra donde todas las personas puedan participar de diferentes maneras”, declaró el presidente del NUG, Duwa Lashi La, en un vídeo publicado con motivo del 74 aniversario de la independencia de Birmania.

A principios del pasado septiembre, el NUG ya declaró una “guerra defensiva” contra la junta militar tras formar su propia milicia en mayo, la Fuerza para la Defensa del Pueblo (PDF, siglas en inglés).

Desde entonces esta milicia civil, que en algunas partes del país actúa junto a algunas guerrillas étnicas que luchan desde hace décadas contra el Ejército, ha protagonizado numerosas escaramuzas y causado importantes bajas en las filas castrenses.

Tras el golpe de Estado del 1 de febrero y previa a la lucha armada, el Movimiento para la Desobediencia Civil, que fue iniciado por médicos y enfermeros insurrectos al mando militar, comenzaron una huelga indefinida para boicotear a la junta que continúa poniendo en jaque a la economía del país.

Además se pide boicotear los negocios vinculados con los militares, como las marcas de cerveza producidas por Myanmar Brewery.

El NUG también ha pedido a los birmanos que dejen de pagar impuestos, dejen de comprar la lotería emitida por el Estado o no abonen las facturas de la luz y agua, como otras forma de resistencia pacífica contra los golpistas.

Once meses después de la asonada, la junta militar sigue sin tener el control completo del país a pesar de la brutal violencia utilizada contra la disidencia y que ha causado hasta la fecha casi 1.400 muertos y más de 11.200 detenidos, según el recuento diario de la Asociación de Asistencia a los Prisioneros Políticos (AAPP) birmana.

En 1948, Birmania dejó de ser una colonia británica y se convirtió en una república independiente, aunque en 1962 los militares se hicieron con el poder y gobernaron con puño de hierro durante una sucesión de dictaduras hasta 2011, cuando se inició una transición hacia la democracia que culminó con las elecciones de 2015 y la victoria del partido liderado por Suu Kyi.

La junta militar, que justifica el golpe de Estado por un supuesto fraude masivo en las elecciones de noviembre de 2020 -en las que también arrasó la formación de Suu Kyi-, se comprometió a celebrar elecciones antes de mediados de 2023, aunque el NUG denuncia que estos comicios “no serán libres ni justos, ni reflejarán la voluntad popular”.

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