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Sao Paulo, 14 abr (EFE).- El exdelantero brasileño Ronaldo Nazário afronta este año uno de sus mayores desafíos como empresario del fútbol: mantener a su Cruzeiro en Primera división en su regreso a la máxima categoría del Campeonato Brasileño, que arranca este sábado.

‘O Fenômeno’, dueño del 90 % de las acciones del club en el que se dio a conocer al mundo, cumplió en 2022 con el objetivo de ascender al equipo a la división de oro del fútbol brasileño y ahora busca mantenerlo en la élite sin grandes despilfarros económicos.

Desde que se hizo oficialmente con el control del Cruzeiro hace un año, la principal preocupación del también propietario del Real Valladolid de España han sido los números.

El conjunto de Belo Horizonte descendió en 2019 a Segunda división por primera vez en su centenaria historia, golpeado por una grave crisis financiera e institucional. Ronaldo llegó a decir que el club estaba en la UCI y aún sostiene que se encuentra en una situación delicada.

Han sido tres años vagando por el desierto que tocaron a su fin tras la brillante campaña en la pasada edición de la Serie B, que venció el cuadro celeste con una enorme ventaja sobre los otros tres equipos que también regresan a primera este año: Gremio, Vasco da Gama y Bahía.

Curiosamente, los dos últimos también pasaron a manos de inversores privados en el último año. El Vasco fue comprado por el fondo estadounidense 777 Partners y el Bahía pasó a formar parte del poderoso Grupo City.

Todo ello en medio de los rumores ventilados por la prensa brasileña sobre los planes de Ronaldo de vender próximamente un 20 % de sus acciones al empresario local Pedro Lourenço, dueño de una red de supermercados.

CAMBIO DE ENTRENADOR Y FICHAJES DISCRETOS

De vuelta a la élite, Ronaldo ha reforzado la plantilla con cerca de veinte contrataciones entre fichajes y cesiones. Todos de perfil medio y a costes bajos. Los más reconocidos son el volante Ramiro, el delantero Nikao y el central Neris.

La afición aún espera nuevos refuerzos antes del cierre de mercado.

En el banquillo, hubo un inesperado cambio de entrenador a un mes del inicio del Campeonato Brasileño.

El uruguayo Paulo Pezzolano, artífice del ascenso, renunció el 19 de marzo, tras caer eliminado en las semifinales del Campeonato Mineiro frente al América, y puso rumbo al Real Valladolid, propiedad también de Ronaldo, para intentar salvarlo del descenso en España.

En su lugar ha llegado el portugués Pedro Miguel Marques da Costa Filipe, más conocido como “Pepa”, con amplia experiencia en clubes modestos de su país y quien se encontraba libre tras salir del Al-Tai saudí.

El preparador luso debutó oficialmente este jueves con una derrota por 1-0 ante el Náutico, que compite en la tercera división, en la ida de la tercera fase de la Copa de Brasil, donde el Cruzeiro pretende llegar por lo menos a los octavos de final.

Más complicado será su debut en el Campeonato Brasileño, previsto para el domingo en casa del Corinthians, otro de los grandes de Brasil, aunque lleva varias temporadas a un nivel bajo.

Sin el desgaste físico que supone jugar en la Copa Libertadores o la Sudamericana, el principal objetivo es la permanencia y soñar con alcanzar los puestos de clasificación para la Libertadores, lo que daría un nuevo e importante impulso económico al club.

Lejos quedan los dos títulos continentales que conquistó en 1976 y 1997 o las cuatro Ligas conseguidas en 1966, 2003, 2013 y 2014.

Ahora, el que manda en Belo Horizonte es el Atlético Mineiro. Por el momento, las prioridades para Ronaldo son otras: pulir las cuentas, pagar las deudas para evitar sanciones de la FIFA y mantener vivo al equipo en la Liga más potente de América.

Carlos Meneses

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