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La imponente expansión de la ciudad de Miami, su avasalladora riqueza, sus impactantes rascacielos, sus envidiables carreteras de diez o más carriles, su puerto de gran calado para recibir cruceros y barcos de carga de cualquier tonelaje provenientes de cualquier parte del mundo, su aeropuerto ultramoderno, uno de los tres más grandes de la Unión Americana, el apetecible ingreso per cápita de sus habitantes, la maravillosa oferta de empleo, sus atractivos turísticos, en fin, esa admirable panacea a los ojos de los extranjeros, tiene un origen muy claro: los capitales golondrinos latinoamericanos. ¿Razones…?

Como una primera reacción pensé en responderle que si le iba mal a López Obrador, le iría mal, muy mal, a México, un país con casi 130 millones de habitantes, y que yo, como crítico del nuevo presidente, colaboraría desde mi trinchera para evitar una nueva debacle económica y social, y que jamás apostaría al fracaso de su Administración, pero me detuve a tiempo y, por toda respuesta, decidí darle la espalda e ignorarlo, moviendo mi silla giratoria.

Sin embargo, durante el resto del día no dejé de pensar en el peso de sus argumentos, por lo que me propuse escudriñar la verdad oculta en sus palabras en el contexto hemisférico. La primera reflexión que ocupó mi mente fue el mágico papel que desempeñaron los multimillonarios capitales cubanos que llegaron a Miami huyendo de la Cuba comunista, encabezada por Fidel Castro. De la misma manera en que Cuba se empobreció a niveles inenarrables, Miami se expandió con recursos cubanos que deberían haberse invertido en escuelas, academias, universidades, puertos y aeropuertos en la isla mayor de las Antillas. ¡Claro, mil veces claro, que los desarrolladores inmobiliarios, así como banqueros y empresarios de diversos sectores de Miami, también aplaudieron a rabiar el derrumbe de la economía venezolana, porque para ellos el desastre de la dictadura comunista de Chávez y de Maduro, era agua cristalina y cantarina, poder económico, riqueza a manos llenas, abundancia material, mientras que en Caracas y en el resto del país, la gente moría de hambre o de enfermedades curables con simples aspirinas ausentes en esa magnífica potencia petrolera…!

A más dictaduras latinoamericanas, a más corrupción y desastres económicos en el cono sur, a más políticos como Daniel Ortega, Pinochet, Rafael Correa, Ollanta Humala, Alejandro Toledo, Evo Morales, Kirchner y señora, Nicolás Maduro, Luis Echeverría, López Portillo y Videla, más capitales para Miami que se convirtieron en rascacielos, en puertos y en un bienestar generalizado y en miseria y desesperación en los países suicidas exportadores de su riqueza. La apuesta de los agentes financieros del sur de la Florida no sólo consiste en el caos de los Gobiernos o dictaduras hemisféricas, no, ¡qué va! En el caso de México, sus deseos incendiarios van más allá, pues elevan sus plegarias al éxito del narcotráfico y a cualquier tipo de desorden que ahuyente a la inversión extranjera y al turismo.

¿Conclusión? A más catástrofes económicas en América Latina, a más pánicos financieros, a más comunismo, a más dictaduras políticas, a más inestabilidad social, a más penetración del narco, a más FARC en el continente, a más desorden e ineficiencia institucional, a más corrupción, más bienestar para Miami, más desarrollo social. Lo anterior, sin menospreciar el Estado de derecho prevaleciente en Estados Unidos y el talento para la expansión urbana. De modo que, ¿quién desea cooperar al multibillonario enriquecimiento de Miami a costa del empobrecimiento doméstico?

FRANCISCO MARTÍN MORENO

 

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