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Hablar de “Payo”Cubas, fue la practica mediática mas común del 2019, ya sea por sus detractores, dedicándole extensas paginas impresas y primeras planas en los medios de comunicación afectos al oficialismo, sin percatarse por el otro lado, que esto a su vez alimentaría la cantidad de seguidores que se declaraban simpatizantes “de la causa Cubas”, mayoritariamente vía Redes Sociales.

Payo Cubas fue un fenómeno que llegó al parlamento nacional con un movimiento propio, el denominado Cruzada Nacional. Una vez elegido en las elecciones del 2018, desde su curul denunció en innumerables ocasiones a políticos que él consideró involucrados en graves escándalos de corrupción, los abusos cometidos por estos y por parlamentarios y ministros vigentes.

En medio de su ejercicio parlamentario tuvo dos suspensiones, la primera fue por haberle arrojado agua al rostro del senador y ex-presidente Lugo, y la segunda fue por el altercado donde el senador Riera lo agredió físicamente, como resultado de este incidente ambos fueron suspendidos por 60 días sin derecho de haberes.

Hasta casi a finales de este año, llegó la desafortunada ocasión de su expulsión. Cubas fue destituido del Congreso Nacional luego de haber agredido a dos efectivos de la Policía Nacio­nal en Minga Porã, departamento de Alto Paraná. Sus entonces colegas alegaron además que el político hizo uso indebido de influencia en reiteradas ocasiones, como cuando amenazó con truncar el ascenso de un uniformado.

Todos estos agentes políticos y los gremios a los que alguna ves Cubas denunció fueron acusados de haber promovido la expulsión del senador.

En ese sentido, la politóloga Mabel Villalba dijo que “lo más grave es que los empresarios, constituidos como grupos de presión, hayan tenido una participación aparentemente tan fuerte en una medida de estas características, en un procedimiento irregular que terminó con la expulsión de un senador de la nación”.

“Es muy grave para la independencia del Poder Legislativo que se haya sentado un precedente así, y por otro lado implica un desequilibrio en relación a la posibilidad de la ciudadanía de ser escuchada por un poder del Estado”, expresó la politóloga Villalba.

Queda un antecedente demasiado pesado de arbitraridad en el Congreso. De esta manera, las minorías ya están corriendo riesgos.

Por otro lado, la socióloga, investigadora e historiadora Milda Rivarola analizó el suceso político que tuvo lugar a la pérdida de investidura del ahora ex-senador Paraguayo Cubas, a quien en su momento lo llamó “el Robin Hood de la política”, comparándolo con el mítico personaje de ficción.

Destacó que “es muy visible la arbitrariedad con la que una mayoría en el Congreso paraguayo utiliza el mecanismo de la pérdida de investidura”.

Agregó que en ese sentido se puede ver que “el uso de los mecanismos sean o no constitucionales no responden a normas o a leyes sino al parecer de esa mayoría para decidir echar o no a una persona del Congreso”.

Con la pérdida de investidura de Paraguayo Cubas, donde se pudo ver que no reunía los requisitos para ser expulsado “queda un antecedente demasiado pesado de arbitrariedad de una mayoría”, sostuvo.

“Cuando haya una mayoría sea de colorados, o de otros partidos podrán hacer lo que quieran”, agregó.

El fenómeno Payo Cubas

Simpaticen o no, este polémico personaje es un elemento de cuidadoso análisis en la política paraguaya y latino-americana, donde los políticos ” políticamente correctos” parecen extinguirse en su rol.

Cubas es sin dudas un prototipo del político nada convencional o tradicional. No es un orador elocuente (cualidad casi básica en los requisitos para un político), pero si un acalorado y vehemente denunciante en su discurso parlamentario, en ese terreno fue imbatible. Promulgó y presentó mas de medio centenar de proyectos de leyes que cuentan como sus logros parlamentarios, muchos de estos aprobados y algunos rechazados como la famosa ley de desbloqueo de “listas sábana”.

No fue ese típico político que viste trajes exclusivos del diseñador o que llamara la atención pública visitando lugares de moda o transportándose en un automóvil blindado con un séquito de hombres de seguridad. Nada de eso.

Payo era sin dudas el atípico político latino-americano. Iracundo contestador de sus opositores, sin filtro alguno en sus opiniónes, su cotidiana y uniforme vestimenta parlamentaria de remera oscura y pantalón jean. Se transportaba en moto o en su vieja camioneta, usualmente también usaba taxis u ómnibus de servicio público. Su “oficina privada”, el lugar donde el atendía públicamente fuera del parlamento los asuntos ciudadanos, era una humilde mesa en un concurrido mercado publico.

Y cuando fue suspendido por segunda vez, fue obligado a recurrir a su ingenio emprendedor, saliendo a recorrer con un carrito ambulante llamado “Payo Burger” las calles y plazas de Asunción para vender hamburguesas preparadas por el mismo, logrando récords de venta y multitudinario apoyo por parte de sus adeptos, los cuales se volcaban a las calles, marcando así una notoria fuerza de convocatoria “politicamente’ muy respetable.

No queremos juzgarlo, ni justificar los errores, aciertos o desaciertos cometidos por Payo. Como comunicadores, por ética no debemos parcializarnos, solo informar y destacar lo que vemos e investigamos.

Son ustedes, los lectores, los que deben formarse su propia opinión.

Pero también, como miembros de esta sociedad actual, deberíamos preguntarnos sobre lo que esta está pasando con la política actual y sus protagonistas.

Y es que gran parte del electorado paraguayo se siente representado en Payo Cubas, un político con un discurso”políticamente incorrecto”, promoviendo que los políticos corruptos y sus cómplices deberían acabar en el paredón, así también como los 100 mil brasileros que ocupan terrenos en una basta región del país, o que agreda a policías. Si, el mismo senador que en alguna entrevista a la prensa confesó que no quiere ser presidente, si no dictador.

Los hechos demuestran que todas esas “no agradables democráticamente” y para algunos casi anarquistas declaraciones, no hacen mengua en su creciente imparable masa de adeptos que ven en él una especie de hombre esperanza y una de las escasas alternativas políticas, convirtiéndolo en una especie de “ungido” de las minorías, sin pecar en exageraciones. Incluso, sus opositores no se han dado cuenta que con el tema de la expulsión del senado, empujaron a sus muchos no simpatizantes a pasarse a su lado, solo por el fenómeno o síndrome de “solidaridad de víctima”.

Trump, Bolsonaro, Duharte, entre otros, son ejemplos actuales en donde no importa si eres de derecha o izquierdas, populista o liberal, los electores siguen hoy sólo a quienes ellos consideran el personaje que pueda representarlos y que se atreva a decir y o hacer lo que ellos llevan reprimidamente por dentro. Son con ellos, con los que se sienten plenamente identificados.

Será que Payo Cubas cayó sin querer en este antes inexplorado segmento del ciudadano en Paraguay, descubriendo ese nicho que podría llevarlo muy lejos en el 2023?

Sabemos y somos conscientes que todo eso depende, primeramente de que cosas haga él mismo en favor de su futuro y aplicar bien todas las lecciones aprendidas en su hasta hoy y próximo tiempo político. “Hay mucho pan que rebanar y tela por cortar” como reza el dicho.

Pero, sin lugar a dudas, nos guste o no, Paraguayo “Payo” Cubas Colomes fue: EL PERSONAJE POLITICO MAS POPULAR DEL 2019 EN PARAGUAY.

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