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Washington, 6 ago (EFE).- El ambicioso plan fiscal y medioambiental de los demócratas estadounidenses, conocido como Ley de Reducción de la Inflación, superó este sábado su primer obstáculo para ser aprobado en el Senado tras recibir el visto bueno de la asesora oficial que certifica que el proyecto se ajusta a las reglas de la cámara.

El paso era crucial para que el proyecto pueda ser tramitado sin tener que enfrentarse a la regla del filibusterismo, que en la práctica hace que casi cualquier legislación requiera una mayoría cualificada de 60 de los 100 votos en el Senado para aprobarse.

Sin embargo, gracias a la certificación de la asesora oficial, la Ley de Reducción de la Inflación puede tramitarse como un proyecto de reconciliación presupuestaria, por lo que está exento de la regla del filibusterismo.

Era un trámite técnico pero fundamental para que la Cámara Alta pueda comenzar este sábado el proceso de debate y votación de la propuesta, que podría extenderse hasta las primeras horas de la madrugada del domingo.

Una de las últimas medidas que aprobó la asesora se refiere a una de las propuestas estrella del presidente estadounidense, Joe Biden, que consiste en permitir que Medicare, un programa de cobertura sanitaria para las personas mayores de 65 años, pueda negociar los precios de las medicinas recetadas.

La Casa Blanca espera que esto reduzca los precios de los medicamentos y ayude en parte a reducir las presiones de la elevada inflación, del 9,1 % en junio.

“Me complace anunciar a mis compañeros que el proyecto que presentamos a la asesora se encuentra prácticamente intacto”, explicó el líder de los demócratas en el Senado, Chuck Schumer, al abrir la sesión del sábado, anunciando que la primera votación procedimental del paquete tendrá lugar a lo largo del día.

Schumer remarcó que el texto tiene el apoyo de todos los senadores demócratas.

MARATÓN DE ENMIENDAS

El Senado se encuentra reunido a esta hora y se espera que pronto comience el proceso de tramitación del proyecto, que deberá superar una sesión maratoniana de enmiendas.

Primero deberá superar una votación procedimental, que requiere mayoría simple, para empezar a ser debatida. La expectativa es que todos los demócratas voten a favor, después de conseguir acuerdos con los senadores díscolos Joe Manchin y Kyrsten Sinema en los últimos días.

Sus votos son esenciales ya que los progresistas cuentan con la mitad de los escaños en el Senado, 50, además del voto de desempate de la vicepresidenta estadounidense, Kamala Harris.

Entonces, cada partido tiene 10 horas para debatir la propuesta, tras lo que comenzará una maratón de enmiendas, sin límite de tiempo, en la que cualquier senador puede proponer cambios al proyecto.

Estas sesiones suelen alargarse hasta la madrugada, por lo que la votación final podría producirse durante las primeras horas del domingo.

El proyecto deberá ir después a la Cámara de Representantes, donde los demócratas cuentan con una amplia mayoría, para ser aprobado.

El plan legislativo, que Biden y los demócratas llevan meses preparando, contempla dedicar más de 669.000 millones de dólares a la reducción del déficit, a programas de seguridad energética y a luchar contra el cambio climático en la próxima décadas.

De aprobarse, supondría la mayor inversión en medidas para prevenir el calentamiento global en la historia de Estados Unidos.

Ese monto es sustancialmente inferior a los 3 billones de dólares que el ala más izquierdista de los demócratas aspiraba a sacar adelante en un principio, aunque supone un empuje para los progresistas a unos meses de las elecciones de medio mandato en las que se juegan sus mayorías en ambas cámaras del Congreso.

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