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Madrid, 29 mar (EFE).- Un partido ganado de sus cinco últimos disputados, el relevo en el cargo de seleccionador y en el grupo de jugadores, con resultados decepcionantes como la reciente eliminación del Mundial 2022 en octavos de final o la derrota en Glasgow, incapaz de hacer un gol a Escocia, marcan el caminar reciente de una España que deja en el olvido su etapa gloriosa y se adentra en un retoque de estilo con serias dificultades.

Los resultados han bajado en el escalafón a la selección española, décima en el ranking FIFA, por detrás de países europeos como Francia, Bélgica, Inglaterra, Países Bajos, Croacia, Italia y Portugal. Es una realidad que puede maquillar el próximo mes de junio en la fase final de la Liga de Naciones, un título que serviría como punto de partida a una nueva etapa que no ha comenzado con buen pie.

La estabilidad del proyecto Luis Enrique se desplomó en el Mundial de Catar. El asturiano cumplió hasta entonces con la regeneración que se le demandó, introdujo nuevas señas de identidad respetando el estilo del éxito y su España siempre fue reconocible. Instalada en campo contrario, con posesiones abrumadoras sobre el rival, una presión alta asfixiante.

La ausencia de varios jugadores en el Mundial y la presencia de otros como indiscutibles que apenas jugaban en su club, las polémicas en las ruedas de prensa, su paso a ser ‘streamer’ durante una Copa del Mundo con directos mientras se jugaban partidos de importancia y, sobre todo, la apuesta por el mismo perfil de futbolista sin tener un plan b y la radicalización de una idea hasta ser eliminado sin chutar a puerta rival, provocaron, junto a algún desencuentro, la ruptura con la Federación.

Luis Enrique se despedía tras empatar con Alemania (1-1), caer derrotado ante Japón (1-2) y tras sufrir viendo como su equipo era incapaz de hacer un gol a Marruecos antes de caer en la tanda de penaltis de los octavos de final (0-0).

La apuesta por un perfil de la casa, buen conocedor de la selección y de los jugadores que van instalándose en la absoluta, impulsaron el salto de Luis de la Fuente desde la sub’21. El deseo de retoque de un estilo que evidenció errores ha acabado siendo abrupto en la puesta en escena. En La Rosaleda ya cedió España en la segunda parte la posesión y el control de partido a una Noruega sin su estrella Erling Haaland, hasta que saltó Dani Ceballos al terreno de juego.

En Glasgow, el estilo de juego de la selección española no se asemejó en nada al que le impulsó al éxito con la conquista de dos Eurocopas y un Mundial. Abusó de los centros al área, hasta 31, y la búsqueda del juego directo con remate del delantero centro y con la posesión cometió numerosos errores en el pase con continuas pérdidas.

Tan solo se quedaron sin minutos los porteros Robert Sánchez y David Raya, más Martín Zubimendi de los convocados. De 23 jugadores de campo, han jugado 22 en dos partidos. Demasiados cambios de golpe, hasta ocho, en un equipo titular que juntó a futbolistas que nunca habían compartido demarcación.

Con De la Fuente el dibujo ha pasado de un 4-3-3 a un 4-2-3-1 que ha sido un condicionante en algunos nombres. Solo dos jugadores de campo repitieron titularidad, Rodri Hernández, el nuevo ‘jefe’ de la selección en el campo, y Mikel Merino, como clara apuesta del nuevo seleccionador. Las posiciones de Gavi o Iago Aspas, lejos de su imagen ante Noruega y suplentes en Escocia, pese a ser un partido muy de las características del joven centrocampista del Barcelona, presentan un análisis para la reflexión al seleccionador.

El triunfo ante Noruega (3-0), tras momentos de dificultad que enterró con un doblete de récord el estreno de Joselu Mato, fue el único en un bache de resultados y de imagen de la selección española. El 2-0 de Hampden Park plasmó una realidad difícil de digerir. España no perdía un partido de clasificación camino de una Eurocopa desde 2014, cuando cayó 2-1 ante Eslovaquia; y no se quedaba a cero en un partido de este perfil desde un partido perdido en 2006 en Suecia.

De las grandes sensaciones que protagonizó España en 2021, cuando se disputó la Eurocopa 2020, o con la imagen dada ante selecciones grandes, se han desplomado ante rivales a los que está obligado a ganar. Tras sentir como la ilusión se ha vuelto a instalar en la afición, en la cita de Málaga, De la Fuente tiene trabajo por delante en una reconstrucción que demanda tiempo y una paciencia que no existe con una selección que aún tiene en la retina una época de éxito imposible de igualar.

Roberto Morales

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