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Amel Pain

Área de Kayasehir, distrito de Basaksehir, Estambul, Turquía.ñ EFE/EPA/SEDAT SUNA

Estambul (Turquía), 5 feb (EFE).- Un año después del devastador terremoto que destruyó 11 provincias del sur de Turquía y dejó más de 50.000 muertos, Estambul vive con el temor a lo que pueda provocar la llegada de un gran seísmo a la ciudad, en la que viven 6,5 millones de personas y donde se afanan en revisar cerca de 1,2 millones de edificios.

EFE/EPA/SEDAT SUNA

“Prevemos que cerca de 200.000 edificios podrían resultar dañados, lo que supone que uno de cada seis edificios de los cerca de 1,2 millones de la ciudad podrían tener daños graves”, asegura Bugra Gokce, Subsecretario general y de planificación urbanística de la Municipalidad Metropolitana de Estambul (IBB).

La ciudad se encuentra situada en las proximidades de la falla que atraviesa el Mar de Mármara, una zona en la que los expertos esperan un terremoto de magnitud 7 o superior con resultados catastróficos. Aunque no es posible predecir una fecha exacta, muchos geofísicos coinciden en un posible temblor fuerte en el Bósforo en el próximo medio siglo.

“Podemos predecir que alrededor de 4 o 5 millones de habitantes de Estambul perderán sus hogares después del terremoto”, afirma Gokce en una entrevista con EPA Images (European Pressphoto Agency), agencia de noticias de la que EFE es socio mayoritario.

Gokce apunta a que “según los escenarios elaborados junto con el Observatorio Kandil, se estima que alrededor de 90.000 edificios en Estambul colapsarían en caso de un posible seísmo. No es optimista ni pesimista. Son números reales” para los que hay que prepararse.

Los expertos aún recuerdan el terremoto de 1999 en la vecina Izmit, que se saldó con más de 17.000 muertos y que, al menos, hizo que Estambul incluyera medidas antisísmicas en sus nuevas edificaciones a pesar de que la mayor parte de sus viviendas siguen siendo edificaciones vulnerables.

En una página web de la municipalidad tanto dueños de inmuebles como inquilinos pueden solicitar inspecciones para verificar el estado de su edificio.

“De todos los edificios de la ciudad, solo el 30 % se construyeron después del año 2000, cuando nuestra normativa cambió tras el terremoto de 1999. El resto están más expuestos a riesgo. Evaluamos el terreno y la calidad de la construcción”, precisa.

Pero el temor de los ciudadanos ha llevado a incrementar esas solicitudes de inspección: “Antes del terremoto del 6 de febrero visitamos 107.000 edificios y solo pudimos inspeccionar 29.700 de ellos, pero después del terremoto del 6 de febrero hemos recibido solicitudes para inspeccionar 160.000 edificios”, comenta.

Deniz Onuk y su esposa Yetkin Onuk, una pareja de jubilados de Estambul, solicitaron en abril de 2023 una de estas inspecciones de edificios tras el terremoto del 6 de febrero para evaluar su casa, ubicada en el distrito de Maltepe.

Ambos recuerdan cómo la ciudad creció rápidamente en los años 70 y 80, aparentemente sin control urbanístico. Ahora el análisis determina que su casa será demolida y reconstruida por completo aunque no confían en que los contratistas hagan una buena edificación y están valorando marcharse a Esmirna, a unos 500 kilómetros al sur de Estambul por el miedo a un gran terremoto.

Los terremotos de 2023 sacudieron un área de 120.000 kilómetros de Turquía -un área equivalente a países como Grecia o Bulgaria- y han sido denominados por las autoridades turcas como el “desastre del siglo”. Casi 37.000 edificios se derrumbaron durante el terremoto, mientras que, en total, más de 300.000 viviendas quedaron inhabitables.

Al margen de los edificios, Estambul se prepara también para el colapso de las redes de transporte: “Estamos realizando un estudio intensivo del transporte. Un estudio integral en términos de determinar las carreteras prioritarias en caso de desastre”, añade Gokce.

“Cuando las estructuras colapsen, existe la posibilidad de que lo hagan en una autopista o una carretera, lo que probablemente provoque cortes en las conexiones”, concluye.

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