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Manila, 7 may (EFE).- Filipinas celebra este sábado el fin de la campaña electoral a las elecciones del próximo lunes en las que Ferdinand “Bongbong” Marcos, hijo del fallecido dictador Ferdinand Marcos, lidera las encuestas como candidato favorito a la presidencia.

“¡Amemos Filipinas y juntos nos levantaremos otra vez!”, indicó hoy Marcos en su cuenta de Facebook, una de las redes sociales que ha usado profusamente para blanquear el legado de expolio y opresión de su padre.

Una extensa campaña de desinformación ha llevado a que Marcos se haya colocado como el candidato favorito con 33 puntos porcentuales por delante de su más inmediata rival, Leni Robredo, quien lo venció en la carrera hacia la vicepresidencia en 2016.

Marcos se presenta en tándem con Sara Duterte-Carpio, que es favorita para el cargo de vicepresidenta, que se vota de manera independiente, y es hija del actual presidente, Rodrigo Duterte, que por ley no puede aspirar a la reelección.

El mandato de Duterte ha polarizado profundamente el país y ha dejado cicatrices por su guerra contra las drogas, que ha causado 6.200 muertos, según cifras oficiales, aunque los grupos de derechos humanos hablan de entre 27.000 y 30.000 fallecidos, muchos de ellos ejecutados extrajudicialmente.

Otros candidatos a la presidencia, aunque con escasas posibilidades de ganar, son la leyenda del boxeo Manny Pacquiao; el alcalde de Manila, Francisco “Isko” Moreno; y el antiguo director de la Policía Nacional y azote de Duterte, Panfilo Lacson.

La desinformación, principalmente en las redes sociales, de la que lleva años advirtiendo la periodista y nobel de la paz filipina, María Ressa, ha permitido reescribir el legado de Marcos e Imelda Marcos, que estuvieron en el poder entre 1965 y 1986.

Los Marcos fueron expulsados del poder tras una revolución popular pacífica, pero dejaron tras de sí al menos 3.257 personas ejecutadas de manera sumaria, miles de torturados y unos 10.000 millones de dólares expoliados del erario público.

Sin embargo, muchos filipinos consideran hoy día a los Marcos como los modernizadores del país, patriotas, compasivos y ven aquellos años como la época dorada de Filipinas.

Leni Robredo, la actual vicepresidenta y abogada de derechos humanos, con una agenda más feminista y centrada en combatir la corrupción e impulsar la educación para luchar contra la pobreza, era la mejor baza contra Marcos, pero será difícil que remonte la diferencia de apoyos.

El próximo lunes, 67 de los 108 millones de filipinos están llamados a votar en todo el archipiélago filipino para elegir a su presidente y vicepresidenta para los próximos seis años, así como 12 asientos en el Senado, el Congreso y numerosos cargos provinciales y municipales.

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