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CARACAS/MARACAIBO (Reuters) – El gobierno del presidente Nicolás Maduro conmemorará el sábado el día de la milicia, a la que llama su primera línea de defensa, mientras el líder opositor Juan Guaidó recorre Zulia, un otrora rico estado petrolero que ahora sufre cortes de energía eléctrica recurrentes.

El gobierno de Maduro, bajo presión internacional encabezada por Estados Unidos para que abandone el poder, convocó el sábado a un acto en Caracas recordando un intento de golpe de estado en abril del 2002 contra el entonces presidente Hugo Chávez, una fecha en la que también se celebra el día de las milicias.

La milicia, creada por Chávez en el 2008, está conformada por civiles voluntarios, depende de la presidencia y complementa a la Fuerza Armada.

Maduro dijo en diciembre que la milicia bolivariana tiene 1,6 millones de miembros, más del triple que registraba a comienzos del 2018 cuando eran “casi 400.000” personas, y que su principal misión es “defender” el territorio de lo que ha descrito como posibles agresiones externas de Estados Unidos, Colombia y Brasil.

Por su parte, Guaidó viajó anoche a Maracaibo, la capital del estado Zulia en el noroeste del país, para iniciar el sábado un recorrido por distintas localidades de la calurosa región.

“Estamos aquí para constatar la situación (…) su sufrimiento”, dijo a periodistas Guaidó tras visitar la Basílica de Nuestra Señora de Chiquinquirá, patrona del Zulia.

“Zulia es un pueblo guerrero, y sobre todo noble, lo ha demostrado en este momento (…) de las penurias y la tragedia que esta viviendo. Pero el Zulia se va a levantar”, agregó el también jefe del Parlamento, bajo control opositor.

A las afueras del templo, Guaidó, quien invocó la Constitución para declararse presidente encargado en enero siendo reconocido por docenas de países, escuchó a un pequeño grupo de personas le gritó: “Estamos cansados de no tener luz, esto no es vida”.

Zulia, donde se perforó el primer pozo petrolero a comienzos del siglo XX, ha sido duramente castigado con los cortes de energía porque, a diferencia del resto de Venezuela, depende de plantas termoeléctricas que operan al mínimo, según líderes sindicales.

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