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Madrid, 11 may (EFE).- La mejor versión de Griezmann certificó la victoria del Atlético de Madrid en Elche (0-2) y su clasificación matemática para la próxima edición de la Liga de Campeones. Pasó en la tabla al Sevilla, cuarto tras empatar en casa ante el Mallorca, que se mantiene en la UCI pero con vida, igual que el Alavés, aún con esperanzas de seguir en Primera tras ganar al Espanyol (2-1).

El centrocampista del Atlético de Madrid Rodrigo De Paul celebra tras marcar el segundo gol ante el Elche, durante el partido de Liga en Primera División que se disputó en el estadio Martínez Valero. EFE/Manuel Lorenzo

Sin duda, Griezmann ha vuelto. Por lo menos en sus dos últimos partidos. Rindió a buen nivel ante el Real Madrid y alargó su buena semana en el Estadio Martínez Valero, donde provocó la caída del Elche, ya salvado matemáticamente pese a la derrota y gracias al empate del Mallorca. A dos jornadas para el final, y con la diferencia de goles a favor, saca seis puntos al conjunto balear.

Ésa fue la única buena noticia para el Elche, que jamás pudo meter mano a los hombres de Diego Simeone. Griezmann, lució dotes de organizador, de hombre creativo pese a jugar en la delantera junto a Cunha, y suyos fueron los chispazos que dieron los tres puntos al cuadro rojiblanco.

En la primera parte inició la jugada que acabó con el tanto de Cunha a la media hora y, en la segunda, fabricó el gol de Rodrigo De Paul en una acción de fútbol ‘champán’ que habilitó al medio argentino para marcar a placer. Aún necesita acabar con su maldición anotadora, acumula 17 duelos sin celebrar una diana, pero, por lo menos, genera juego, goles y da victorias importantes.

Gracias a Griezmann, el Atlético ocupó la tercera posición. Superó al Sevilla, de capa caída tras sumar su tercer empate consecutivo en casa contra el Mallorca. Se le está haciendo muy largo el último tramo del curso al equipo de Lopetegui, que ha pasado de ser candidato al título a ocupar la cuarta plaza con el Betis al acecho: tiene cinco puntos de ventaja con seis en juego.

En esta ocasión, enfrente tuvo al Mallorca, que de la mano del mexicano Javier Aguirre ha conseguido competir en cualquier escenario. A veces, con premio; otras, sin él. Pero, en esta ocasión, consiguió un punto que puede ser clave para la salvación si el Cádiz cae en San Sebastián frente a la Real Sociedad.

De momento, con un partido más, está a dos unidades del conjunto gaditano. Sigue en la UCI, pero en Sevilla demostró que si Aguirre hubiese llegado al Mallorca un mes antes, podría encontrarse en otra situación. En esta ocasión, ahogó al Sevilla, que adoleció de la chispa de otras fases de la temporada e incluso pudo perder si no llega a ser por Bono, que salvó una ocasión clarísima de Muriqi en la segunda parte. Ese tanto, habría sido oro puro para el equipo de Aguirre, que seguirá en la pelea hasta el final.

Igual que el Alavés, que aunque vive una situación más complicada, se dio una alegría en Mendizorroza tras superar al Espanyol 2-1. El equipo vitoriano se niega a sacar la bandera blanca y, con los goles de Miguel de la Fuente y de Gonzalo Escalante, se mantienen a cuatro puntos del Cádiz. Sin embargo, una victoria del cuadro andaluz en San Sebastián este jueves, convertirá al Alavés en equipo de Segunda División.

Mientras, el Espanyol sigue en caída libre. Su final de temporada caerá en el olvido. Hace tiempo que está salvado, pero acumula cuatro derrotas y un empate en los últimos cinco partidos. Se ha dejado llevar. Sólo Raúl de Tomás, con su gol de penalti, su número 16 del curso, se dio una alegría tras colocarse en la tercera posición de los máximos anotadores solo por detrás de Benzema (26) y de Iago Aspas (18).

Y en El Sadar, el Getafe se quedó en la orilla de la permanencia matemática. Aún tendrá que sacar un punto más para conseguirla después de empatar 1-1 ante Osasuna, que no se jugaba absolutamente nada y su objetivo principal era homenajear a Oier Sanjurjo. A sus 35 años, tras quince temporadas consecutivas en el club navarro, se despidió casi de la mejor manera: con un gol y ovacionado por su afición, que ya sabe que no renovará su contrato.

Oier se encargó de abrir el marcador gracias a un cabezazo al inicio de la primera parte tras un centro desde la banda izquierda de Rubén García. Levantado por sus compañeros a hombros, vivió unos segundos emocionantes que se prolongaron cuando fue sustituido en la segunda parte y todo el estadio de Osasuna se levantó para ovacionarle.

Fue uno de los pocos momentos inspirados de un encuentro tosco, romo, áspero y feo para el espectador. El Getafe jugó a especular con el marcador y, básicamente, a no perder. Con un punto en el bolsillo y una derrota del Mallorca en el estadio Ramón Sánchez Pizjuán, tenía el objetivo hecho.

Por eso, sólo atacó cuando iba por detrás en el marcador. Y lo hizo sin fluidez y sin ideas. El destino no parecía halagüeño para los hombres de Quique Sánchez Flores, que, sin embargo, se encontró con un tanto en propia meta de Lucas Torró que arregló todos los males al Getafe.

Después de un inicio de curso en el que sumó un punto de los primeros veinticuatro posibles, ahora se encuentra a una unidad de la salvación. Ha pasado de estar en un agujero negro a rozar el milagro. Frente al Barcelona, la próxima jornada, o contra el Elche, en la última, espera terminar con una incertidumbre que ha dejado exhaustos a los jugadores del Getafe.

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