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París, 3 jul (EFE).- Jim Morrison, músico, poeta y uno de los referentes malditos del rock, murió hace cincuenta años en París y desde entonces se ha convertido en un mito perfecto, una leyenda creada en buena parte gracias a la influencia del cine.

El aniversario se cumple mañana, sábado. Morrison murió a los 27 años en un piso del entonces barrio bohemio del Marais, en París, adonde se había trasladado para intentar dejar atrás su alcoholismo e insuflarse del espíritu artístico de la ciudad.

Morrison fue “uno de los grandes” en la historia del rock, por el volumen y por la calidad de su obra, afirma a Efe Diego Manrique, uno de los más respetados críticos musicales españoles, quien también cree que su grupo, The Doors, está entre los mejores.

CANCIONES PERFECTAS, DRAMA EN EL ESCENARIO

(VIDEO: EFE)

Con seis álbumes en solo cinco años, The Doors se convirtieron en un grupo de primera línea, conjugando canciones pop “perfectas”, como “Light my Fire”, o mucho más oscuras, como la edípica “The End” o la violenta “Riders on the Storm”, explica.

Morrison, letrista, cantante y líder del grupo, llevó al extremo esos temas con interpretaciones dramáticas sobre el escenario.

Familiarizado con las teorías del “teatro de la crueldad” del francés Antonin Artaud, su personaje del “Rey Lagarto” lanzaba largas peroratas y provocaciones al público y a la policía que con frecuencia vigilaba sus conciertos.

Manrique, autor del libro sobre el grupo “Jinetes en la tormenta”, recuerda que los cuatro componentes de The Doors eran “chicos cultos” metidos en movimientos de vanguardia y sus canciones no tenían nada que ver con lo que se hacía entonces.

Todo eso no quita que Morrison, con sus apariciones salvajes y dramáticas en el escenario, vestido de cuero negro y a veces con el torso desnudo, se convirtiera en un auténtico “sex symbol” para ambos géneros.

Musicalmente, hacían rock, pop y mucho blues-rock incisivo (“Roadhouse blues”, por ejemplo), pero con otras influencias. El teclista Ray Manzarek venía del jazz y el guitarrista Robby Krieger era muy aficionado a la guitarra clásica española.

Tras unos años de éxito y desenfreno, Morrison llegó a París en marzo de 1971 y apenas cuatro meses después fue encontrado muerto en el apartamento que tenía alquilado. El médico que acudió certificó una muerte por un fallo cardíaco y no se le realizó una autopsia.

Según varios conocidos y testigos, la causa más probable fue una sobredosis de heroína, pero jamás se investigó.

Fue enterrado en el cercano cementerio de Père Lachaise. Y aquí se cierra el círculo del “mito perfecto”, según Manrique. Una gran estrella estadounidense, adorada por sus fans, un sex symbol, que muere joven en París y termina en el cementerio más famoso.

Añade que el mito de Morrison se asentó definitivamente tiempo después, gracias al cine, con el uso de “The End” en “Apocalypse Now” (1979), de Francis Ford Coppola, y con la biográfica “The Doors” (1991), de Oliver Stone, que han inspirado a los fans más jóvenes.

LA TUMBA MÁS FAMOSA EN EL CEMENTERIO DE LOS FAMOSOS

EFE/EPA/YOAN VALAT

La sepultura de Morrison en Père Lachaise “es una de las más famosas y más visitadas” de este cementario, señala a Efe Sylvain Ecole, director del Servicio de Cementerios de París, junto a la famosa tumba.

Y eso que éste es posiblemente el cementerio más célebre del mundo por el renombre de quienes aquí reposan, especialmente artistas, entre las 70.000 tumbas y 27.000 urnas con cenizas.

Oscar Wilde; Frédéric Chopin; Yves Montand; Edith Piaf; Marcel Proust, Miguel Ángel Asturias o Georges Bizet son solo algunos de los ilustres vecinos del rockero, en cuya tumba nunca faltan una foto enmarcada, flores o conchas de peregrino.

Esta acumulación de celebridades, común también a los cementerios parisinos de Montparnasse y Montmartre, “es un motivo de orgullo pero también de preocupación, porque hay muchísimo público”, reconoce Ecole.

Antes de la pandemia, los cementerios parisinos recibían cinco millones de turistas anuales, de los que tres millones visitaban Père Lachaise.

La tumba de Morrison y las situadas a su alrededor están rodeadas por una valla que, explica Ecole, busca proteger la intimidad del lugar y “evitar que la gente se acerque demasiado a la sepultura”.

Hace un tiempo robaron de la tumba un busto de mármol y una placa. Después, el padre del músico colocó otra placa que dice en griego “Fiel a sus propios demonios”. Ecole insiste en pedir a los admiradores del cantante “respeto al lugar, a las sepulturas”.

PEREGRINACIÓN DE ADMIRADORES

Mientras Ecole habla, en pocos minutos pasan visitantes de Francia, Italia, Alemania y Países Bajos para contemplar durante un rato la sepultura y tomar alguna foto o un selfi.

Entre todos destaca Bruno Gacon, con una camiseta “The Doors” y una gorra en la que se lee “Jim Morrison”. Explica que viene a París desde un pueblo del centro de Francia al menos dos veces al año, para los aniversarios de la muerte y el nacimiento (8 de diciembre) del músico.

Gacon tiene permiso para pasar las vallas y limpiar un poco las flores secas. Morrison “era único”, y la música de The Doors da “una sensación de “culminación, toda es emoción para mi”, describe para justificar su pasión.

Admiradores franceses, alemanes y españoles acudieron este sábado a la tumba del músico y poeta Jim Morrison, en el cementerio parisino de Père Lachaise, para homenajear a este mito y referente del rock, fallecido hace hoy cincuenta años.

“Tus poemas cantados siempre nos harán delirar. Tus demonios han venido a buscarte, pero nunca podremos olvidarte. Las puertas nunca se cerrarán, porque no me canso de escuchar tus canciones”, recitaron Catherine d’Alençon y Bruno Gacon a los pies de la tumba de Morrison, en la que dejaron un ramo de flores y un marco con una foto.

Las vallas que rodean la sepultura para proteger la intimidad del lugar y evitar que la gente se acerque en exceso fueron testigo a lo largo de la mañana de la llegada de cientos de seguidores, algunos de ellos con camisetas del artista y de su grupo, “The Doors”.

“Hemos venido para vivir este acontecimiento, no hemos venido a ver París; hemos venido a celebrar el cincuenta aniversario con Jim Morrison, nuestro ídolo”, explicaron a Efe Mamen Langa y Carlos Sánchez, que vinieron desde Barcelona en coche para la ocasión.

Ambos reconocieron que este “sueño” lo tenían pensado hacer desde hace bastante tiempo, también por el 25 aniversario de su muerte, ya que desde muy jóvenes les empezó a “encantar” Morrison. Pero no ha sido hasta que han pasado 50 años cuando han decidido cumplirlo definitivamente.

La canción “L. A. Woman”, que se la dedicó a su pareja, Pamela Courson, es una de las que destacó Langa, aunque admitió que todas tienen algo especial por lo mensajes que transmitió en aquella época.

“Ha sido un referente tanto personal como musicalmente”, dice Pere Romeu, otro aficionado llegado de Barcelona, que ya estuvo hace dos años en el cementerio y que hoy quiso repetir para compartir el recuerdo de Morrison en compañía.

“Una vida corta pero intensa”, señaló en relación a su ídolo -muerto a los 27 años- Romeu, que reconoció que todavía se le ponen los pelos de punta cuando escucha canciones como “Riders on the Storm”, de su álbum “L. A. Woman”, “uno de los mejores discos de la historia”.

La música de Morrison se dejó escuchar a los pies de su tumba en este día de conmemoración que recuerda el fallecimiento del artista en un piso del barrio de Le Marais, en París, donde se había trasladado para intentar dejar atrás su alcoholismo e insuflarse del espíritu artístico de la ciudad.

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