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Nueva York, 4 abr (EFE).- La gran concentración que el trumpismo había prometido hoy en apoyo a su líder en las inmediaciones del tribunal donde debe comparecer horas después quedó finalmente en fiasco, no solo por la escasa cantidad de seguidores sino porque otro grupo de adversarios reventó la concentración con un cacerolazo.

Manifestantes se reúnen en Collect Pond Park por el expresidente estadounidense Donald J. Trump antes de que llegue a la oficina del fiscal de distrito para ser procesado en Nueva York, Nueva York, EE.UU. EFE/SARAH YENESEL

Pero no hubo ni el menor conato de violencia ni nada parecido al asalto al Capitolio que protagonizaron en enero de 2021 los seguidores más exaltados del presidente que entonces acababa de perder las elecciones.

Una pequeña imagen del expresidente Donald J. Trump en las afueras de la corte penal de Manhattan en Nueva York, Nueva York, Estados Unidos. EFE/EPA/JUSTIN LANE

La plaza de Collect Pond Park aledaña al tribunal amaneció hoy dividida: De un lado, los seguidores del expresidente republicano y, por otro, separados por dos líneas de vallado metálico, los contrarios, que acudieron al lugar con cacerolas y silbatos.

En el lado trumpista, donde había menos de un centenar de personas, destacaban las gorras rojas con el eslogan “Make América Great Again” (hacer grande de nuevo a Estados Unidos) y las banderas de las barras y estrellas.

Mientras que en el de los críticos a Trump había varias decenas de personas, que habían desplegado en el suelo un enorme cartel donde se podía leer: “Trump miente todo el tiempo”.

Pero los dos bandos se fueron mezclando a medida que avanzaba la jornada y se acercaba el momento de que Trump se entregue y comparezca ante el tribunal por primera vez como imputado para que se le lean los cargos, que aún no se han hecho públicos.

UNOS POCOS POLÍTICOS REPUBLICANOS

La congresista de Georgia Marjorie Taylor Greene, una de las principales organizadoras de la protesta a favor de Trump, llegó a la plaza con la idea de dar un discurso a los seguidores republicanos.

Pero, pese a ir con un altavoz, sus palabras apenas se escuchaban, ya que el bando contrario empezó a hacer resonar sus cacerolas y soplar sus silbatos a pleno pulmón.

“Tendré que ver el discurso en YouTube”, comentó a Efe un republicano que había ido a mostrar su apoyo a Trump y Greene.

En su discurso de unos 10 minutos, Greene tildó a los demócratas de “comunistas” (un gran insulto en este país) y pidió “paz”.

“Somos el partido de las fronteras seguras. Somos el partido que traerá la paz al mundo, como lo hizo el presidente Trump, y no la Tercera Guerra Mundial, como lo está haciendo Joe Biden”, anotó la senadora, que ha sido tildada con frecuencia como adepta a las teorías de la conspiración.

Poco después del discurso, Karen Lichtbraun, una republicana neoyorquina, dijo a Efe que el hecho de que la congresista no pudiera hablar a sus seguidores sin ser abucheada y molestada equivalía a un ataque contra la libertad de expresión.

También se desplazó para mostrar su apoyó a Trump el senador neoyorquino George Santos, quien ha sido muy polémico por haber mentido sobre sus logros profesionales y personales durante su campaña.

PAPEL HIGIÉNICO PARA TRUMP

Entre los antitrumpistas estaba Lidia Pacheco, nacida en Puerto Rico, quien fue a la plaza con un rollo de papel higiénico para dárselo a Trump.

“Como hizo él después del huracán María (2017)”, cuando el entonces presidente lanzó rollos de papel higiénico a los afectados por la catástrofe en Puerto Rico.

“Finalmente, he estado esperando este momento en que Trump se enfrente a la justicia desde hace mucho, mucho, mucho tiempo”, añade con los ojos llorosos por la emoción.

Por su parte, Mike decidió ir a la plaza vestido de preso con un mono naranja y una careta con el rostro del expresidente.

Explicó a EFE que la primera vez que salió así disfrazado fue en 2017 y que está feliz de que su disfraz cada vez se parezca más a la realidad.

PROTESTAS PACÍFICAS

Toda la zona está protegida con muchísima seguridad, algo que ya anunció ayer el alcalde de la ciudad, Eric Adams, quien además advirtió que habría mano dura contra cualquier conato de violencia.

Y pese a algunas discusiones y gritos entre los dos bandos, no hubo ningún altercado. Los periodistas, presentes en el lugar a cientos, no asistieron a nada parecido a disturbios ni problemas callejeros.

Sarah Yáñez-Richards

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