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Santiago de Chile, 28 abr (EFE).- La Corte Interamericana de los Derechos Humanos (Corte IDH) celebra este viernes la vista oral de la denuncia de un padre argentino, Javier Córdoba, al Estado de Paraguay por, presuntamente, permitir que su expareja se mudara de país con su hijo Dylan en 2006, impidiendo por casi dos décadas su derecho a mantener una relación paternofilial.

“Tenemos fe en la corte porque los hechos son claros: Paraguay nunca colaboró en construir un vínculo entre Javier y Dylan. Sea por acción o por omisión, es responsable de lo que ocurrió”, explicó a EFE el abogado querellante, Patricio Poplavsky, que pide al Estado paraguayo medidas “urgentes” para que padre e hijo se vuelvan a “reencontrar”.

Según el abogado, en 2006, la madre drogó a Javier para llevarse a Dylan sin su consentimiento a Paraguay, donde estuvo residiendo nueve años desaparecida, aunque haciendo vida normal, hasta que la encontró la Interpol en 2015.

Javier, al saber el paradero de su hijo, presentó una denuncia en Paraguay por substracción de un menor sin consentimiento paterno, lo que derivó en una larga vía judicial que, finalmente, acabó con la Corte Suprema del país dándole la razón.

La acusación critica que, aún con la justicia en contra de la “fuga” de la madre, el Estado de Paraguay no aplicó las sentencias y se abstuvo de dar garantías a Córdoba para reunirse con su hijo sin interferencia de la familia materna.

Para los denunciantes, la madre incurrió en un delito de sustracción ilegal de un menor, con connivencia del Estado paraguayo que posibilitó que Dylan viviera sin contacto afectivo con su padre por casi dos décadas.

“Dylan estuvo tanto tiempo a cargo de la familia materna que se ha construido una mala imagen de su padre. Es lógico que eso pasara, porque nunca terminó de tener un momento con el padre para que le pudiera explicar la verdad”, expresó el abogado.

La parte querellante pide a la Corte IDH que solicite a Paraguay medidas “urgentes” para que Javier Córdoba y su hijo Dylan puedan crear nuevos lazos de afecto, sin interferencia de la familia de la madre y con profesionales que no sean funcionarios del Estado.

“La principal reivindicación de Javier -añadió Poplavsky- es el amor de un padre que luchó casi 18 años por su hijo y nunca se cansó por querer abrazarlo, darle un consejo, llorar con él”.

El caso de Javier Córdoba es uno de los tres que revisa la Corte IDH, con sede en Costa Rica, durante su 157º Período Ordinario de Sesiones, que se celebra en la capital chilena hasta este viernes.

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