Publicidad

Ciudad del Vaticano, 5 jun (EFE).- La misión en Kiev del cardenal Matteo Zuppi, enviado del papa Francisco para mediar en la guerra en Ucrania, está envuelta en el más estricto secreto y no se conoce ni siquiera quienes serán los interlocutores del purpurado italiano o cuáles serán las peticiones de la Santa Sede.

“Se trata de una iniciativa cuyo principal objetivo es escuchar en profundidad a las autoridades ucranianas sobre las posibles vías para lograr una paz justa y apoyar gestos de humanidad que ayuden a aliviar las tensiones”, se lee en el escueto comunicado del Vaticano que anunció la misión de dos días a partir de hoy del purpurado italiano.

La identidad de los interlocutores es imprescindible para conocer hasta qué punto ha podido llegar la Santa Sede en su mediación: ¿Habrá una reunión con el presidente ucraniano, Volodomir Zelenski?.

Sin embargo, el nuncio, el embajador pontificio, en Kiev , el arzobispo lituano Visvaldas Kulbokas, no quiso anticipar con quien se entrevistará Zuppi.

“Primero Su Eminencia escuchará. Todo lo demás lo decidirá después con el Santo Padre. Habrá toda una serie de encuentros, pero sería discriminatorio mencionarlos porque se trata más bien de una misión de trabajo, de estudio”, explicó en declaraciones al diario de los obispos italianos “Avvenire”.

Quizá el Vaticano ha evitado la reunión con el mandatario ucraniano para no recibir la misma respuesta que ya le dio Zelenski al papa en la última reunión del pasado 13 de mayo: “No necesitamos mediadores”.

Aunque el embajador de Ucrania ante la Santa Sede, Andrii Yurash, declaró “bienvenida” esta misión para conocer mejor la realidad de esta sangrienta guerra comenzada por Rusia.

“El conocimiento cercano de las consecuencias de la guerra ayudará seguro en encontrar las respuestas apropiadas en nombre de la paz justa”, escribió en sus redes sociales.

Los únicos datos aportados por el Vaticano son que será una reunión para “escuchar”, un contacto inicial para entender cómo comportarse, y que el objetivo es conseguir “la paz justa”, el termino usado por los países que apoyan a Ucrania y la ONU, así como la petición que le hizo Zelenski a Francisco al exponerle los puntos de su programa de paz.

De esta manera, el viaje de Zuppi será una primera toma de contacto para conocer los márgenes en los que se puede mover el Vaticano para llegar a la paz y el primer gran paso sería alcanzar una tregua para seguir con el intento de mediación.

La misión de Zuppi no contará para nada si no consigue una reunión en Moscú y con el presidente ruso, Vladimir Putin, donde ni siquiera el papa Francisco ha conseguido llegar.

Hoy, el Kremlin afirmó que “ahora mismo” Putin no tiene agendada una reunión con el enviado del pontífice en Moscú, una visita que eludió confirmar, pero agregó que si hay un cambio de planes informará de ello a los medios.

Por el momento, no se prevé que haya más información sobre este viaje, pero el portal de información vaticana “Il Sismografo” adelantó que algunos de los interlocutores ucranianos serán el ministro de Asuntos Exteriores, Dmytro Kulebas; el arzobispo mayor de los católicos griegos, Sviatoslav Shevchuk, y el presidente de la Conferencia Episcopal de la Iglesia Católica Latina en Ucrania, monseñor Vitalij Skomarovskyj.

Al margen de un acto hace algunas semanas, el secretario de Estado vaticano, el cardenal Pietro Parolin, indicó que la misión “no tiene la mediación como finalidad inmediata”, sino “intentar ante todo favorecer el clima, propiciar un ambiente que pueda conducir a caminos de paz”.

Los “interlocutores serán por el momento Moscú y Kiev, luego ya veremos”, según Parolin, quien remarcó que en ese diálogo “no queremos excluir a nadie”.

Quizá se extenderán los contactos con otros países que pueden ayudar a mediar como Turquía, mientras que se excluye a China, con la que el Vaticano no tiene relaciones y sería muy difícil una reunión de alto nivel.

Otro de los puntos de la misión de Zuppi será el intento de lograr que regresen a Ucrania los niños deportados por la fuerza a Rusia, pues fue la principal petición de Zelenski al pontífice.

Cristina Cabrejas

Publicidad