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Tokio, 12 abr (EFE).- La población de Japón disminuyó en 2022 en 556.000 personas y se situó en 124,9 millones, lo que supone el décimo segundo año consecutivo a la baja y subraya el desafío demográfico que afronta el país, uno de los más envejecidos del mundo.

Así lo indican los datos publicados este miércoles por el Ejecutivo nipón, que muestran que el año pasado el número de ciudadanos japoneses retrocedió en 750.000 personas, hasta los 122,03 millones, el mayor descenso desde que se comenzaron a compilar datos comparables en 1950.

Este retroceso fue compensado en parte con el aumento de ciudadanos foráneos residentes en Japón, según los datos oficiales.

Todas las prefecturas japonesas registraron un descenso poblacional, con la única excepción de la capital, Tokio.

La población nacional en edad laboral (entre 15 y 64 años) disminuyó en 296.000 personas hasta los 74,2 millones, lo que representa un 59,4 % del total.

Los menores de 14 años supusieron el 11,6 % de la población total, mientras que los mayores de 65 ascendieron al 29 %. En ambos casos se trata de porcentajes récord.

Estos datos vuelven a poner de manifiesto la necesidad de medidas para frenar el acelerado envejecimiento demográfico y la caída de la natalidad, después de que en 2022 el número de recién nacidos en el país cayera un 5,1 % por debajo de los 800.000, un nuevo mínimo histórico.

En este contexto, el Ejecutivo puso en marcha este mes una nueva agencia gubernamental encargada de coordinar las políticas de apoyo a la natalidad y la crianza de hijos, con el objetivo de “liderar la creación de una sociedad favorable para los niños y su cuidado”, según dijo el primer ministro nipón, Fumio Kishida.

En paralelo a esta nueva entidad, Kishida ha prometido duplicar el presupuesto dirigido a apoyar la natalidad y la crianza de los hijos, entre otras medidas centradas principalmente en el apartado económico y que según algunos expertos son insuficientes para abordar el grave y complejo problema demográfico nipón.

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