Zaragoza (España), 7 abr (EFE).- La tradición se repitió este Viernes Santo en la localidad española de Calanda, donde miles de cofrades vestidos con túnica morada rompieron el silencio e hicieron estremecer el aire con una gran tamborrada.
Es la emotiva ‘rompida de la hora” con bombos y tambores justo al mediodía para recordar la muerte de Jesucristo.
Las calles de este municipio de la provincia de Teruel, la región de Aragón, (noreste) se llenan estos días con los miembros de sus nueve cofradías y los amantes de esta costumbre, muchos de ellos turistas extranjeros.
Con las mazas en el aire y las ganas contenidas, cuadrillas y familias enteras aguardaban que llegaran las 12.00 horas para golpear sin descanso tambores y bombos al ritmo de la tradicional Marcha Palillera.
Es el momento de “una emoción indefinible que pronto se convierte en una especie de embriaguez que se apodera de los hombres”, describió el cineasta español Luis Buñuel, nacido en Calanda (1900) y fallecido en México (1983).
Las tamborradas de varias poblaciones españolas, como Calanda, fueron declaradas patrimonio cultural inmaterial por la Unesco en 2018.
El alcalde, Alberto Herrero, dio la señal a los encargados este año de dar el mazazo inaugural en el conocido como ‘bombo grande’: el hermano mayor de la cofradía de Jesús Nazareno, Juan Herrero, y la actriz y cineasta Eulalia Ramón, viuda del director aragonés Carlos Saura, fallecido este año.
Y niños, jóvenes y adultos pasaron en un instante del silencio al estruendo de un pueblo que retumba a la vez, siempre tocando la misma marcha, pero cada año con unos sentimientos distintos, que convierten este momento en único para quienes lo viven tocando.
Así, la ceremonia se convirtió esta vez en un homenaje a Saura, amigo y discípulo de Buñuel y amante de la Semana Santa calandina.
Saura ya rompió la hora en 2008, un honor que también han tenido otras personalidades de la cultura española, como el actor y director Paco Rabal, la actriz Charo López, el cantautor Luis Eduardo Aute o el director de cine Fernando Trueba.
El bombo grande, de 150 kilos y 50 años, ha sido uno de los elementos más fotografiados del día, junto con la estatua de Buñuel, que internacionalizó la Semana Santa de su pueblo.
Después de ‘romper la hora’, los calandinos participan en la procesión del Pregón, en la que familias enteras desfilan redoblando el tradicional toque para la ocasión y se hace el silencio cuando el pregonero proclama la muerte de Cristo.
