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Miami, 3 ago (EFE).- El grupo musical humorístico argentino Les Luthiers regresa a Estados Unidos con la antología “Gran Reserva”, un espectáculo “integral” y de gran “fuerza musical” que no se aparta de su “formula única en el mundo”, dice a Efe Martín O’Connor, parte del elenco.

Fotografía de archivo fechada el 03 de marzo de 2020 del grupo musical humorístico argentino Les Luthiers, en el Auditorio de Zaragoza (España). EFE/ Javier Cebollada

La agrupación hará dos paradas, una en Miami (el 7 de agosto) y otra en Nueva York (14 de agosto), en el que será su regreso a tierras estadounidenses tras casi 20 años y lo hará con este show estrenado en Argentina en 2017, que es su tercera antología y con el que han recorrido varios países de Latinoamérica.

O’Connor explicó que en “Gran Reserva” las piezas han sido elegidas con mucha “minuciosidad” de un archivo de más 170 números acumulados a lo largo de casi 55 años de trayectoria. Han sido seleccionadas en pos de un equilibrio entre texto y música para componer un espectáculo con “fuerza” y mucho humor.

La puesta en escena se enmarca en un proceso de transición en el que se encuentra el grupo luego de la salida obligada de sus integrantes históricos Daniel Rabinovich y Marcos Mundstock, fallecidos en 2015 y 2020, respectivamente.

“Estamos muy contentos y muy sorprendidos con la recepción del público”, reconoció el humorista, quien como Horacio “Tato” Turana, con “Gran Reserva” dejó de ser un miembro suplente para sumarse del todo al elenco oficial.

O’Connor reconoce que las modificaciones cuestan, en especial cuando se trata de un grupo “sostenido en el tiempo, tan aferrado en el público”.

Sin embargo, “entre los espectadores que han visto a esta agrupación por más de 30 años la reacción es de agradecimiento por continuar ‘la leyenda’ de Les Luthiers”.

NO SUCUMBIR A LA TENTACIÓN DE LA MODA

Galardonados con el Premio Princesa de Asturias de Comunicación y Humanidades, además de las máximas distinciones del Congreso argentino, entre muchas otras, Les Luthiers tienen un humor inconfundible, tanto como uno de sus personajes emblema (Johan Sebastian Mastropiero) o sus complicados instrumentos.

O’Connor resalta como claves de su permanencia la profesionalidad y la disciplina de trabajo en todas estas décadas, a lo que se une esa “fórmula única en el mundo” de humor, teatro y música con “instrumentos informales”, productos de una simbiosis de imaginación y técnica musical.

“Es muy difícil encontrar un grupo que haga música de la calidad que hace Les Luthier, con el humor inteligente, ingenioso, con el uso del idioma como bandera. No es fácil encontrar eso”, recalcó.

El humorista pone de relieve además que aunque el humor ha cambiado en estos más de 50 años que llevan recorriendo escenarios, “Les Luthiers mantuvo la convicción de no sucumbir a la tentación de irse hacia la moda, hacia lo que causa gracia hoy”, y mas bien optó por “haber sostenido una idea y no haberse ido de la línea”.

“Cuando vos hiciste algo distinto, tenés que seguir siendo distinto”, remató el argentino.

“MASTROPIEZOS DE MASTROPIERO”

Este año, durante el cual harán una gira de un mes por España a partir de octubre con “Gran Reserva”, el grupo tiene pendiente de estrenar en noviembre “Mastropiezos de Mastropiero”, la que será su primera obra nueva en 14 años, tras “Lutherapia” que se estrenó en 2008.

“Mastropiezos de Mastropiero”, que debían haber estrenado en mayo de 2020 pero lo impidió la pandemia, supondrá también la primera creación hecha para la actual formación, que se completa con Jorge Maronna, Carlos López Tuccio, Roberto Antier y Tomás Mayer Wolf.

“Es un desafío interesante”, reveló O’Connor.

Fiel a su filosofía, el grupo abordará ese espectáculo con la misma dedicación a cada una de las áreas presentes en el escenario, pero conscientes que en la platea los espectadores se hallan en un momento particular, en medio de tensiones sociales y saliendo de lo más álgido de una pandemia.

“Nos tocó una pandemia donde la gente la pasó mal, estuvo encerrada, deprimida, perdió familiares y amigos; y hoy saca la cabeza del fondo del tacho y necesita oxígeno. Y reírse es un curativo”, manifestó O’Connor, quien se muestra agradecido y “bendecido” por poder regalar “esos minutos de gracia” al público.

Para estos maestros de la parodia, cuyo hábitat natural son las sala de teatro, el encierro al que obligó la pandemia fue cruel, al aislarlos y privarlos del mayor placer de un humorista, que son las risas.

“La risa no te digo que te cura en este momento, pero es un bálsamo durante lo que dura un espectáculo de humor”, aseveró O’Connor.

Lorenzo Castro E.

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