Publicidad

Buenos Aires, 12 may (EFE).- El índice de precios al consumidor (IPC) de Argentina anotó en abril la mayor subida interanual en tres décadas, provocando un aumento de las críticas hacia el Gobierno nacional, cuyas políticas aún no han logrado aplacar un problema que ya es crónico en el país y que se recrudeció tras la invasión rusa a Ucrania.

Según publicó este jueves el Instituto Nacional de Estadística y Censos (Indec), la tasa de inflación experimentó el mes pasado un incremento interanual del 58 %, el mayor avance desde enero de 1992, cuando el país, entonces gobernado por Carlos Menem (1989-1999), comenzaba a salir de una hiperinflación.

Asimismo, en el cuarto mes del año los precios al consumidor crecieron un 6 % en comparación con marzo, un retroceso de apenas 0,7 puntos porcentuales con respecto al dato del mes anterior, cuando se notificó la mayor subida intermensual de los últimos veinte años.

El sector de los alimentos y bebidas no alcohólicas volvió a ser la categoría que más aportó al IPC mensual de abril, destacando las subidas de aceites, pan y cereales (entre el 8 y el 15 % en función de la región) y de carnes y lácteos (5 y 7 %).

En ese sentido, el precio de los alimentos acumula un alza del 28 % en los primeros cuatro meses del año, una realidad que impacta de lleno en los abultados índices de pobreza e indigencia del país suramericano.

PRESERVAR EL SALARIO REAL

Tras la aprobación del acuerdo de refinanciación de deudas con el Fondo Monetario Internacional (FMI), el Gobierno argentino estableció como máxima prioridad frenar el aumento incesante de los precios, motivado por la confluencia de un contexto internacional adverso y la propia dinámica interna del país.

Mientras las políticas de reducción del déficit fiscal y de restricción de la emisión monetaria, pactadas con el FMI, se asientan, el Ejecutivo centró sus esfuerzos en la protección del “salario real”, buscando que los ingresos de los trabajadores aumenten por encima de la inflación.

Durante el último mes, patronales y sindicatos sellaron numerosos ajustes salariales gracias al adelanto de las negociaciones paritarias, con alzas de sueldo que oscilan entre el 45 y el 60 % para este año.

El Gobierno también anticipó la subida del salario mínimo, permitiendo que el aumento del 45 % que se iba a aplicar en cuatro tramos hasta diciembre se adelante a agosto, situándolo para entonces en los 47.850 pesos (408 dólares) mensuales.

“Había que adelantar los aumentos para asegurarnos de que el salario mínimo le gane a la inflación y, de esa forma, toda la estructura salarial se mueva en la dirección de que haya aumentos del poder adquisitivo de los ingresos, que es un objetivo central del Gobierno”, aseveró este miércoles el ministro de Economía, Martín Guzmán, en una entrevista al canal noticioso TN.

CRÍTICAS A LA GESTIÓN

El recrudecimiento de la inflación es uno de los puntos centrales del conflicto en el seno del oficialismo, dividido entre los partidarios del presidente, Alberto Fernández, y de la vicepresidenta, Cristina Fernández de Kirchner, quien lidera la facción más poderosa dentro de la coalición gubernamental.

Para Guzmán, uno de los ministros más criticados por el kirchnerismo, el Gobierno ha trazado un programa económico “consistente” que permitirá contener y reducir los niveles de inflación, pero reconoció que “hay un camino por recorrer y una velocidad a la que se puede recorrer”.

“Esperamos que en mayo haya un descenso de la tasa de inflación intermensual, pero claramente la inflación es un objetivo central de la política económica. Hay que atacarla de forma decidida y consistente, que se logre resolver el problema de forma duradera, y eso no se resuelve en cinco minutos”, aseveró el titular del Palacio de Hacienda.

Otro de los aspectos más cuestionados, y que podría repercutir negativamente en los próximos índices de inflación, es la revisión de los subsidios energéticos: el Gobierno pretende segmentar las tarifas de electricidad y gas, de forma que el 10 % más rico pague el precio completo de la energía.

“¿Cuál es el sentido de subsidiar el consumo de energía de sectores pudientes? A la Argentina no le conviene tener 2,5 o 3 puntos del PIB de subsidios energéticos, eso no es sano para el funcionamiento de la economía”, subrayó Guzmán.

PROYECCIONES PARA 2022

Si nada cambia en los próximos meses, Argentina podría terminar el año con la inflación más alta en lo que va de siglo: los analistas consultados todos los meses por el Banco Central elevaron su pronóstico de inflación minorista hasta el 65,1 % para 2022, superando ampliamente el 53,8 % registrado en 2019.

Unos números que podrían afectar al cumplimiento del programa pautado con el FMI, que fijó rangos de inflación del 38-48 % para este año.

Javier Castro Bugarín

Publicidad