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Nueva York, 1 abr (EFE).- Una nueva exposición en el Museo Metropolitano de Nueva York (Met) aborda un aspecto poco conocido del Renacimiento: el de los retratos “ocultos”, que florecieron en Italia y el norte de Europa durante los siglos XV y XVI de la mano de autores de renombre como Hans Memling o Tiziano.

Fotografía de la obra 'Alegoría de la castidad' (1505), del pintor italiano Lorenzo Lotto (c. 1480 – 1556/57), y que hacer parte de la exhibición 'Rostros ocultos: retratos cubiertos del Renacimiento', este lunes en el Museo Metropolitano de Nueva York (Estados Unidos). EFE/ Nora Quintanilla

El museo presentó este lunes unas 60 obras que incluyen pinturas duales -con imágenes también en el reverso- y caras “escondidas” detrás de tapas corredizas o dentro de objetos, que llevan al espectador a dilucidar “mensajes secretos”, según expresó en una rueda de prensa el director del Met, Max Hollein.

Fotografía de un reloj de bolsillo decorado con una pintura y un retrato que hace parte de la exhibición 'Rostros ocultos: retratos cubiertos del Renacimiento' este lunes en el Museo Metropolitano de Nueva York (Estados Unidos). EFE/ Nora Quintanilla

Un ejemplo está firmado por Lorenzo Lotto: un retrato de una mujer que ha sido reunido con el cuadro de su cubierta, una alegoría de la virtud protagonizada por una mujer, probablemente la misma, a la que el ángel Cupido cubre de flores mientras dos sátiros acechan entre unos árboles cercanos.

“En la Europa renacentista, los retratos a menudo se diseñaban como objetos tridimensionales con imágenes que adornaban varios lados, y cada faceta tenía un papel en la presentación: tanto ocultando el retrato como revelando otras dimensiones de la persona”, explicó la comisaria, Alison Manges Nogueira.

En algunos retratos, como los de Rogier van de Weyden o Hans Memling, los reversos lucen escudos de armas, lemas familiares o imágenes naturales.

Las motivaciones detrás de estas obras “ocultas”, que con el paso del tiempo han sido divididas o han perdido partes, van desde usos cotidianos como regalos de bodas o expresiones de amor (incluido el extramarital), hasta políticos, como herramientas de propaganda o muestras de alianza.

Uno de esos usos propagandísticos se le atribuye a Martín Lutero, líder de la Reforma protestante, que encargó al pintor Lucas Cranach el Viejo una serie de miniaturas con su retrato y el de su esposa Catalina de Bora en pequeñas cajitas de madera para distribuirlas tras su controvertido matrimonio en 1525.

La comisaria Manges Nogueira señaló que en la exposición, abierta hasta el 7 de julio, se podrán ver los “logros” de los retratistas y la cara “oculta” y “experimental” de las obras, que describió como una “relación simbiótica” o “dos caras de una moneda”.

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