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Lisboa, 25 abr (EFE).- El líder brasileño, Luiz Inácio Lula da Silva, concluyó, con protestas de la ultraderecha, una visita a Portugal que ha sellado el reencuentro entre ambos países, con ambiciosas metas comerciales pendientes y el desafío de avanzar en el tratado UE-Mercosur, prioritario también en su agenda en Madrid.

Representantes del partido de ultraderecha Chega se manifiestan contra la viista del presidente de Brasil, Lula da Silva. EFE/EPA/JOSE SENA GOULAO

La visita terminó hoy con una ceremonia en el Parlamento luso empañada por los diputados de Chega que Lula resumió como un “papelón” de la ultraderecha.

En los alrededores de la Asamblea, un fuerte dispositivo de seguridad controló dos manifestaciones, una a favor del presidente de Brasil y otra en contra -convocada por Chega- que transcurrieron sin incidentes.

Chega, que recibirá a Jair Bolsonaro en un evento de la ultraderecha en Portugal en mayo, ya había anticipado las protestas, que coinciden con las celebraciones del 25 de abril.

BRASIL, DE VUELTA Y CON UCRANIA Y MERCOSUR EN LA AGENDA

“Brasil está de vuelta”, ha insistido Lula durante su visita a Portugal, donde ha incidido en dos temas de la agenda internacional: la guerra de Ucrania y el tratado de la UE y Mercosur.

En el Parlamento luso reiteró hoy su apuesta por un diálogo de paz: “La guerra no puede seguir indefinidamente (..) Es necesario hablar de paz”, dijo Lula, que defiende crear una mesa con países “que den confianza” a ambas partes.

Una postura que contrasta con la mantenida por la UE y que resumió hoy el presidente de la Asamblea lusa, Augusto Santos Silva: Rusia “debe cesar hostilidades y retirarse de un país soberano”.

Plena sintonía, sin embargo, mantienen Lisboa y Brasilia sobre el impulso al acuerdo UE-Mercosur.

Lula se lleva de Portugal el compromiso del primer ministro, António Costa, de trabajar como “punta de lanza” para acelerar el tratado en Bruselas.

Un asunto que también planeará sobre la agenda que estrenará hoy en España, país que en julio asumirá la presidencia en turno de la UE.

No en vano, Lula eligió Portugal y España en su primera visita a Europa por sus históricos lazos y porque son la “puerta de entrada” a la UE.

BRASIL QUIERE INVERSIÓN

Brasil quiere inversiones y socios. Lula ha desafiado a Portugal a duplicar la balanza comercial bilateral, que ahora roza los 6.000 millones de dólares.

“Queremos invitar a los empresarios a asociarse con nosotros”, dijo el lunes en un foro de negocios, tras la cumbre bilateral que terminó con la firma de más de una docena de acuerdos.

La cooperación aeronáutica es un ejemplo de las posibilidades conjuntas. El gigante brasileño Embraer, que controla el 65% de OGMA, la agencia aeroespacial lusa, producirá en Portugal una versión del A-29 Super Tucano, uno de los modelos utilizados por la OTAN.

Además, Embraer ha vendido a Portugal cinco unidades del carguero militar KC-390.

Ambos gobiernos confían en que la reanudación de las cumbres bilaterales anuales -suspendidas durante siete años- multiplicará las oportunidades.

EL PREMIO A BUARQUE, SÍMBOLO DEL REENCUENTRO

La visita de Lula ha permitido también al escritor y compositor brasileño Chico Buarque recibir el premio Camões, que le fue concedido en 2019 y que Jair Bolsonaro se negó a entregar.

“Recibo este premio también como desagravio a tantos actores y artistas ofendidos por estos años de estupidez y oscurantismo”, dijo Buarque el lunes sobre Bolsonaro. “Sus cuatro años de gobierno funesto duraron una eternidad”.

“Chico esperó cuatro años para recibir el premio en mano, y nosotros esperamos cuatro años para entregárselo en mano, como esperan los amigos unos por otros”, resumió el presidente luso, Marcelo Rebelo de Sousa.

Mar Marín

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