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BUENOS AIRES (AP) — Los argentinos votan el domingo en unos comicios polarizados entre el conservador presidente Mauricio Macri que pelea por la reelección en un contexto recesivo y el kirchnerista Alberto Fernández, quien se perfila como favorito con su promesa de mejorar la situación social.

Más de 33,8 millones de argentinos están habilitados para votar en las elecciones en las que se elegirán presidente y vicepresidente, gobernadores de tres provincias, jefe de gobierno de Buenos Aires, 130 diputados nacionales, 24 senadores nacionales y alcaldes regionales.

La victoria de Fernández que vaticinan las encuestas supondría el regreso del kirchnerismo al poder. El candidato compite acompañado de la expresidenta argentina Cristina Fernández de Kirchner (2007-2015), quien desistió de pelear por la presidencia y lo eligió como cabeza de la fórmula del peronista Frente de Todos.

Macri, líder de Juntos por el Cambio y bien visto por los mercados, Estados Unidos y otras potencias, afrontará el veredicto de las urnas en medio del descontento social por sus promesas incumplidas de reducir la pobreza y la inflación y reactivar la economía.

La pobreza se incrementó en el primer semestre del año alcanzando al 35,4% de la población, el desempleo subió en el segundo trimestre al 10,6% y la inflación acumulada en los primeros nueve meses fue de 37,7%, según datos oficiales.

En las elecciones compiten otros cuatro candidatos que representan a espacios que van desde la izquierda hasta la derecha y que tienen un apoyo muy limitado. El candidato que aparece como tercero en los sondeos en el exministro de Economía Roberto Lavagna, de perfil moderado.

Las elecciones en Argentina tendrán lugar en un contexto regional convulsionado por el estallido social en Chile, la crisis política en Bolivia y las recientes movilizaciones en Ecuador contra el aumento del combustible. Se celebrarán además de forma simultánea a las de Uruguay, donde la coalición oficialista de izquierda Frente Amplio no tiene asegurada su revalidación.

En los últimos tramos de la campaña electoral Fernández apuntó contra el presidente por el empeoramiento de la crisis que el país arrastra desde 2018 y Macri pidió a los argentinos más tiempo para revertir el deterioro y cuestionó las prácticas corruptas y autoritarias que achaca al kirchnerismo.

Las posibilidades de Macri de resultar reelecto recibieron un duro golpe el 11 de agosto en las elecciones primarias en las que obtuvo el segundo lugar 15 puntos debajo de Fernández, cuya imagen de moderado dentro del kirchnerismo logró atraer el voto independiente y el de los desencantados con la gestión macrista.

El resultado profundizó una fuga de capitales y derrumbó el peso argentino por el temor de los inversores al regreso del populismo kirchnerista, lo que recalentó la inflación y agudizó la crisis social.

Aun así, la imagen de Fernández no disminuyó porque amplios sectores ven en el candidato la posibilidad de recuperar las políticas de bienestar social llevadas a cabo por el kirchnerismo.

Patricio Giusto, de la consultora Diagnóstico Político, dijo a The Associated Press que el desencanto con Macri se ve “muy marcado” en los argentinos de entre 25 y 35 años que confiaron en que el mandatario podía mejorar los indicadores económicos como la inflación dejada por el kirchnerismo en 2015 y se desilusionaron al ver la escalada de precios y la profundización de la recesión en el último año.

Para el analista, esos votantes “tienen memoria fresca de la última etapa del kirchnerismo” en la que al menos tenían trabajo y “la plata les alcanzaba” y ahora ven cómo han perdido capacidad de compra.

En muchos argentinos tampoco parece afectar el recelo que provoca la exmandataria, quien afronta varias investigaciones judiciales y un juicio por supuesta corrupción cometida durante su gestión.

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