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Bilbao, 4 abr (EFE).- El Athletic Club llega a esta final de Copa del Rey sin conocer otro resultado más que el de ganar, ya que ha jugado siete partidos y ha logrado siete triunfos ante el Rubí catalán, el Cayón cántabro, el Eibar, el Deportivo Alavés, el Barcelona y dos frente al Atlético de Madrid.

Un torneo ‘in crescendo’ del equipo de Ernesto Valverde iniciado ante dos equipos de muchas categorías por debajo, continuado con un derbis vascos de un perfil similar y finalizado, de momento, con tres victorias ante dos de los equipos más poderosos del fútbol español, cuartofinalistas de la Liga de Campeones.

El Athletic comenzó la Copa del Rey 2023-2024 con los dos trámites que suelen ser las dos primeras eliminatorias para los equipos de Primera.

El primero ante el Rubí se le complicó un poco porque el conjunto barcelonés le aguantó la primera parte y una vez que se adelantó el Athletic con dos tantos de Adu Ares al inicio de la segunda mitad aún marcó un tanto el local Rodri que apretó el marcador para los últimos minutos (1-2).

El segundo trámite le resultó más sencillo y en él empezó a aparecer Asier Villalibre con el primero de sus tres dobletes que le mantienen como uno de los máximos goledores del torneo. El Cayón tuvo que jugar en El Sardinero porque el Fernando Astobiza carece de luz artificial para que se pueda jugar de noche y el ´’Búfalo’ resolvió con dos dianas en cuatro minutos mediado el primer tiempo, la segunda d penalti. Después salió Nico Williams al final para marcar el 0-3 en una jugada marca de la casa.

Tras esas primeras rondas en las que se ha hecho especialista, al Athletic le llegaron dos derbis de perfil similar y los dos volvió a resolverlos Villalibre.

El primero con dos tantos que en el 0-3 al descanso que resultó también el resultado definitivo en Ipurua y en el que Iker Muniain dejó un tanto para el recuerdo. Una carrera de 70 metros saltando los obstáculos armeros que le iban saliendo al paso y que finalizó con un gol a la escuadra a la media vuelta dentro del área.

Al Alavés le superó ya en San Mamés, donde disputó los octavos y los cuartos. Decidió el encuentro el tercer doblete de Villalibre entre casi la algarabía de los dos equipos. Porque los blanquiazules no habían olvidado el gol de penalti del de Gernika que les dio el ascenso la temporada pasada. No obstante, con 1-0, el Alavés llegó a amenazar seriamente con el empate al inicio de la segunda mitad.

A partir de ahí llegaron emociones fuertes para los de Valverde. Primero un 4-2 memorable ante un Barcelona que fue capaz de remontar un tanto inicial de Gorka Guruzeta y se acordará tiempo de los ocasiones falladas de Lamine Yamal que aceleraron la madurez de la joven estrella azulgrana. Sancet igualó de nuevo las cosas en la segunda mitad y la prórroga fue ya territorio Williams. Iñaki doblegó al Barça con el 3-2 y Nico le remató con el 4-2 con una ‘delicatessen’ ya caso sobre el pitido final.

La semifinal, ya a doble partido, ante el Atlético de Madrid, tuvo su miga sobre todo en la ida. Un choque en el Metropolitano del que el Athletic salió vivo de milagro y con la ventaja de 0-1 tras un penalti aparatoso de Reinildo a Beñat Prados que Alex Berenguer transformó con autoridad.

En la vuelta, tras unos buenos minutos iniciales de los colchoneros, la pronta aparición de los Williams sentenció rápido las cosas. Entre los hermanos fabricaron dos buenos goles antes del descanso intercambiándose los papeles de asistente y goleador y, ya que en la segunda mitad, Guruzeta cerró el 3-0 en el partido y el 4-0 en la eliminatoria que significa el paso a una nueva final.

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