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Atenas, 8 mar (EFE).- Más de 40.000 personas, según la Policía, y hasta 60.000, según algunos medios, protestan este miércoles en Atenas para exigir responsabilidades políticas por el accidente de tren que el pasado día 1 de marzo causó 57 muertos y denunciar el mal estado de las infraestructuras ferroviarias.

Manifestantes gritan consignas durante una huelga nacional de 24 horas tras un mortal accidente de tren, en Salónica, al norte de Grecia, este miércoles. EFE/EPA/ACHILLEAS CHIRAS

Miles de universitarios, escolares y trabajadores se manifiestan a lo largo de todo el centro de la capital griega, en una de las protestas más multitudinarias de los últimos años, en protesta contra el Gobierno conservador, en el poder desde 2019.

“El Estado ha dejado abandonado el transporte público y los ferrocarriles, algo que crea mucha indignación”, dijo a EFE Theopisti Rapti, una estudiante de arquitectura que participa en esta protesta, dentro de la huelga de 24 horas convocada por el sindicato de funcionarios públicos, ADEDI.

“Existe un deterioro generalizado en la calidad de vida que no solo crea malestar pero, sobre todo, decepción”, señala la joven.

Con lemas como “Ellos hablan de ganancias, nosotros de vidas humanas”, los manifestantes exigieron frente al Parlamento griego que se depuren responsabilidades sobre la mayor tragedia ferroviaria en la historia del país.

Manifestaciones multitudinarias se están produciendo en todas las ciudades de Grecia, en una de las más grandes movilizaciones de los últimos años.

Altercados limitados entre la Policía y grupos de manifestantes se produjeron tanto en Atenas como en Salónica, la segunda ciudad de Grecia, aunque en su mayor parte las protestas transcurrieron pacíficamente.

El primer ministro griego, Kyriakos Mitsotakis, admitió el domingo la falta de medidas de seguridad y sistemas automatizados de control en la red ferroviaria y pidió “un gran perdón” a todos los griegos, tras días responsabilizando del siniestro a un fallo humano.

El accidente se produjo la noche del 1 de marzo, cuando a las 21.21 GMT un tren de pasajeros chocó frontalmente con uno de carga al norte de la ciudad de Larisa.

Hasta ahora el único imputado por el siniestro es el jefe de estación de Larisa, la localidad donde se produjo el siniestro, y que ha reconocido ante la Fiscalía que puso al tren de pasajeros en la misma vía que un convoy de mercancías que venía en sentido contrario.

En el tramo donde se produjo el accidente no hay sistemas de seguridad electrónicos, como en el 30 % de la red ferroviaria del país.

“El perdón no fue real, aquí están matando a gente”, gritaban muchos de los manifestantes sobre las palabras del jefe del Gobierno, mientras otros pedían su renuncia.

Según Margarita Galanú, filóloga de profesión, la movilización masiva de la gente joven “no es solo una reacción espontánea ante la tragedia”, sino también una forma de la nueva generación de plantarse ante el Gobierno y “dejarle claro” que no tolerará que no cambien las cosas.

“Las lágrimas se secaron y se convirtieron en ira, la nueva generación no os perdona” es el lema bajo el que miles de estudiantes se están manifestando en todo el país.

La capital ha amanecido este miércoles sin servicio de transporte público. Además, del puerto del Pireo, junto a Atenas, no zarpan barcos ni ferris, ya que a la huelga de los funcionarios se han sumado los sindicatos de marineros.

A mediodía, decenas de universidades fueron ocupadas este miércoles por estudiantes que demandan justicia por el accidente ferroviario.

El Gobierno griego ha reconocido que en el tramo específico no habían sido instalados los sistemas de seguridad que podrían evitar la tragedia.

El accidente y la oleada de indignación ciudadana que ha desatado se produce a pocas semanas de la fecha que se preveía para las próximas elecciones legislativas, el 9 de abril, aunque, según los medios griegos, tras el accidente las autoridades están estudiando aplazar los comicios a mayo.

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