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CHIHUAHUA, 28 ABRIL.- Los migrantes que logran llegar al río Bravo, la frontera natural entre México y Estados Unidos, se enfrentan a un nuevo temor: la amenaza del crimen organizado. La reciente masacre de nueve personas en el norte de Chihuahua, atribuida a bandas de traficantes de personas, ha aumentado la sensación de inseguridad entre los migrantes que buscan cruzar la frontera.

Los testimonios de los migrantes que se encuentran en Ciudad Juárez revelan la constante amenaza que enfrentan por parte de grupos criminales. Ayarí Zedeño, una migrante venezolana que viaja con su familia, relata cómo fueron atacados por un grupo de delincuentes mientras dormían cerca del río Bravo. “Dijeron que venían a llevarse a toda la gente porque no podíamos estar aquí. Eso es a lo que más le tememos, no tanto a migración”, afirma con preocupación.

La desconfianza hacia las autoridades mexicanas también es palpable entre los migrantes, quienes prefieren mantenerse alejados y no pedir auxilio por temor a ser entregados a los grupos criminales. “También dicen que la misma migración mexicana ha agarrado a unos y se los entrega a esa gente”, señala Zedeño, reflejando el miedo que prevalece entre la comunidad migrante.

Las políticas migratorias de México, que incluyen la persecución de personas en movilidad, han obligado a los migrantes a exponerse a mayores peligros, incluyendo la delincuencia organizada. “Ya hemos pasado hasta el muro pero nos sacaron. El Ejército nos sacó porque no estaba Migración, le quisieron pegar al papá del niño con el niño encima, nos trataron mal, nos querían romper los documentos”, relata Zedeño, describiendo la dura realidad que enfrentan en su travesía.

Gilberto Loya Chávez, secretario de Seguridad Pública del Estado de Chihuahua, reconoce la gravedad del control que ejercen los grupos criminales sobre el tráfico de personas. Más de la mitad de los homicidios ocurridos en Ciudad Juárez están relacionados con este delito, y no se descarta la presencia del grupo criminal venezolano “Tren de Aragua”, lo que intensifica la disputa por el control del tráfico de migrantes en la región.

Julio Okendo, otro migrante venezolano, coincide en que el crimen organizado es el mayor peligro que enfrentan en su ruta hacia Estados Unidos. La dificultad para adquirir boletos de autobús en México los obliga a caminar durante días, exponiéndose a los riesgos del camino y a la amenaza de los delincuentes. “Siempre huyendo de la Migración, corriendo dentro del monte, es donde yo digo, está aumentando más el peligro del migrante”, afirma Okendo.

La situación de los migrantes en la frontera es un reflejo de la complejidad de la crisis migratoria y los desafíos que enfrentan quienes buscan una vida mejor. La amenaza del crimen organizado se suma a las dificultades del viaje, la falta de apoyo y la incertidumbre sobre su futuro. La búsqueda de soluciones integrales y humanitarias es urgente para garantizar la seguridad y el respeto de los derechos humanos de los migrantes.

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