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Buenos Aires, 21 jun (EFE).- Un amplio número de movimientos sociales de Argentina defendió este martes su rol frente a los reproches de la vicepresidenta del país, Cristina Fernández de Kirchner, quien se mostró muy crítica por la gestión de los programas de ayudas sociales por parte de estas organizaciones.

La también expresidenta (2007-2015) manifestó este lunes que el Estado “debe recuperar el control, la auditoría y la aplicación” de estos programas, que “no pueden seguir tercerizados”.

“Eso no es peronismo, el peronismo es laburo, trabajo. El peronismo no es depender de un dirigente barrial para que me dé la alta y la baja (…). Entonces, que el Estado recupere en nombre de los que nos dieron vida, en nombre de Perón y de Evita. Si Evita los viera, ¡mamita!”, aseveró de forma irónica en un acto en la provincia de Buenos Aires.

En declaraciones radiales, el dirigente social Luis D’Elía afirmó que estas palabras “cayeron mal” en todas las organizaciones sociales, hasta el punto de representar una suerte de “declaración de guerra” contra estos grupos.

“Estoy muy dolido por la declaración de guerra que Cristina nos hizo, sin distinguir nada, a todos los movimientos sociales. Me parece que es un agravio flojito de memoria y de agradecimiento, por todo lo que hicimos por ella a lo largo de 20 años”, señaló en diálogo con Radio Delta.

Por su parte, la coordinadora nacional de Barrios de Pie, Silvia Saravia, atribuyó las declaraciones de la vicepresidenta a una “discusión interna” del oficialismo, reflejando un “síntoma de debilidad”.

“Hace rato que Cristina ataca a los movimientos sociales. Creemos que en el territorio ella está perdiendo una referencia, al menos en el área metropolitana de Buenos Aires. Cristina era reivindicada en los barrios y está perdiendo rápidamente ese apoyo”, aseguró en una entrevista con Radio Rivadavia.

RESPALDO DEL PRESIDENTE

En este contexto, el presidente argentino, Alberto Fernández, agradeció este martes a las organizaciones sociales por “contener” a los sectores más vulnerables durante la pandemia, “llevando solidaridad y compromiso donde no existían”.

“Y quiero agradecérselo aun cuando algunas (organizaciones) hagan picardías, que nosotros no convalidamos. Lo que no es bueno es generalizar, no esperen que yo generalice. Mi eterna deuda de gratitud para con cada una de esas organizaciones”, aseveró Fernández.

El presidente recordó que al principio de su mandato, en diciembre del 2019, la “verdadera discusión” estaba en cuándo se produciría un nuevo “estallido social” en Argentina, algo que no sucedió “en gran medida” por la ayuda de los movimientos sociales.

“El problema de la Argentina no está en los necesitados, el problema de la Argentina es que la Argentina crece. Fue capaz de crear 1,2 millones de empleos en plena pandemia. No es suficiente. Tenemos que crear muchos más, para que los que hoy reciben un plan social puedan ser empleados formales y gozar de todos los derechos laborales de los que goza un empleado formal”, subrayó.

La discusión en torno al papel de las organizaciones sociales ha ido en aumento en los últimos meses en Argentina, entre denuncias por el presunto manejo irregular de los recursos estatales por algunos de los responsables de estas entidades.

Según el Observatorio de la Deuda Social de la Universidad Católica, los programas de ayudas sociales alcanzaron al 44,7 % de los argentinos en 2021.

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