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Bogotá, 14 abr (EFE).- “Hollywood ha sido, por muchos años, la meca del cine, pero siempre atendiendo a narrativas muy blancas”, así define la actriz colombiana Natalia Reyes a esta industria a propósito del estreno de la película “Mañana, antes, después”, de la cual es protagonista.

La actriz colombiana Natalia Reyes habla durante entrevista con EFE  en Bogotá (Colombia). EFE/ Carlos Ortega

Sin embargo, asegura en una entrevista con EFE que aunque “falta mucho” para la igualdad de los actores latinos, el sector se “ha abierto mucho”.

La actriz colombiana Natalia Reyes habla durante entrevista con EFE  en Bogotá (Colombia). EFE/ Carlos Ortega

Para la actriz colombiana que hizo de heroína en “Terminator: Dark Fate” (2019) junto a Arnold Schwarzenegger, la apertura de esta industria que le reservaba a las artistas latinoamericanas el papel de prostitutas, camareras o inmigrantes que cruzan la frontera, se debe a la “necesidad imperiosa de reflejar la realidad poblacional del país”.

“Es verdad que, de alguna manera, hay una categoría de ‘latino’. Es como que yo no soy una ‘actriz’ sino una ‘actriz latina'”, señaló la artista en relación a la categorización que responde al nombre de “people of color” (personas de color).

En este sentido y, aunque reconoce que sus raíces las tiene “demasiado bien arraigadas”, Reyes admite que trabajó mucho para “reducir” su acento en pos de tener en inglés la misma “maleabilidad” que tiene en español a la hora de emular en sus papeles la diversidad lingüística que hay dentro de su país.

SOLA EN UN VIAJE POSAPOCALÍPTICO

Segura de que “la ciencia ficción es cada vez más ciencia y menos ficción”, la protagonista y personaje único de este largometraje posapocalíptico ve como punto de partida de la cinta la “relación equivocada” de los seres humanos con el planeta y las especies que lo habitan.

“La película deja un mensaje de alarma y de cuidado. Tenemos que tomar medidas urgentes para que estas pandemias y realidades no se repitan”, confiesa a EFE Reyes tras definir el largometraje dirigido por el salvadoreño-canadiense Alfonso Quijada como su “mayor reto” profesional.

Es así como en esta producción completamente rodada en Colombia durante los meses de gestación de Isla, hija de Reyes, y en el marco de la emergencia de la covid-19, la artista camina entre edificios abandonados, coches empolvados y calles desiertas mientras su personaje se pregunta por qué es la única que sobrevivió a una pandemia mundial que acabó con la especie humana.

En medio de una sinfonía de emociones, voces y pensamientos como el de “tal vez estoy muerta y este es mi purgatorio” o “soy polvo en el camino”, esta mujer sin nombre abraza la resiliencia y recobra la esperanza tras saber que está esperando un hijo.

DESAFÍOS DEL CINE COLOMBIANO

Además de la interpretación en la gran pantalla, a finales del año pasado la actriz se convirtió en la presidenta más joven de la Academia Colombiana de Cine, cargo con el que espera fortalecer a esta “naciente” industria que, pese a estar “buscando su identidad”, tiene “muchas oportunidades” para convertirse en un sector “de primer nivel en el mundo”.

“Me siento con la responsabilidad de seguir abriendo caminos en un mundo en el que estamos reescribiendo todas las reglas”, reconoce al referirse al “punto de quiebre” que han marcado “la pandemia, las redes, internet y las plataformas” sobre la forma de producir, generar y consumir contenidos.

En cuanto a la situación del cine colombiano, Reyes considera que actualmente se divide fundamentalmente en dos segmentos: la comedia y el cine independiente que, aunque consigue llegar a los grandes festivales, “tiene muy mala asistencia a las salas”.

En este sentido, insiste en la importancia de comenzar a explorar en el cine latinoamericano otras narrativas vinculadas a la ciencia ficción, el terror o el género.

“Siento que también podemos empezar a alejarnos de tener la responsabilidad de hablar de nuestras guerras, miserias y dolores”, asegura la actriz tras matizar que estas historias que tradicionalmente han conformado la “identidad autóctona” de los títulos latinoamericanos, también son “válidas y necesarias”.

Maribel Arenas Vadillo

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