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Thomas Tuchel todavía no se lo cree. Apenas lleva tres meses como entrenador del Paris Saint-Germain y está haciéndose al banquillo. Desde ahí se relamía, gesticulaba y miraba incrédulo a la nómina de jugadores que dirige y que este miércoles goleó sin piedad al modesto Estrella Roja, con mucha más historia que el club parisino pero hoy a años luz. Después del espectáculo que dio su mejor estrella, Neymar Júnior, Tuchel sólo pudo rendirse ante él, sustituido tras firmar un brillante ‘hat-trick’: dos goles de falta, cada una en un perfil distinto, y otro en jugada colectiva. Junto a él, pero siempre por detrás de él, lucieron los otros ‘cracks’, Cavani, Di María y Mbappé, todos con un gol cada uno. Marko Marin salvó el honor de los serbios.

El PSG se encontró en un contexto similar al que se enfrenta cada semana. Un equipo de mucha menor entidad al suyo que intenta aguantar las acometidas de los atacantes parisinos. Por momentos, parece que incluso se estorban entre ellos, deseosos de marcar un gol más que el otro. Pero después combinan y se asocian con acierto, para disfrute del alemán y del Parque de los Príncipes. Los aficionados asistieron además a toda una clase maestra de cómo lanzar libres directos. ¿El profesor? Neymar. Con dos zarpazos a balón parado abrió y cerró su segundo triplete en la Liga de Campeones, tras el también 6-1 contra el Celtic de Glasgow en 2013 con el FC Barcelona. Ya ha igualado a Kaká como el brasileño más goleador en la historia de la competición, con 30 goles.

Entre ambas faltas, que también marcaron el inicio y el final del festival goleador, el París se divirtió con las carreras de Mbappé, los goles de los cuatro hombres de ataque y también uno del propio Neymar en un partido sin historia, con sólo un equipo danzando alrededor del área contraria. Pero los tiros libres merecieron capítulo aparte para el gran protagonista de la noche. Primero porque ambas faltas las provocó el ’10’, receptor de buena parte de las infracciones del Estrella Roja. Y segundo porque ambas merecieron pagar una entrada.

Por fuera la barrera

La primera, en el minuto 20, estaba escorada a la izquierda y era ideal para su perfil, en una posición idónea a pocos metros del área. Suavemente, coló el balón donde no podía llegar el meta Borjan, con aparente facilidad. La segunda, en el 81, fue a 25 metros de la portería, centrada pero más propicia para un zurdo. Sin embargo, nadie le iba a quitar la pelota. Con más fuerza y mucho más ajustada a la escuadra, firmó toda una obra de arte. La rosca rodeó por fuera la barrera y acabó en la red, con el portero lanzando una media sonrisa. Abrió los brazos y pareció decir: “¿Qué queréis que haga?”

Con este resultado, el PSG se recupera del duro mazazo que supuso perder en Anfield ante el Liverpool en el último minuto de la primera jornada. El espinoso grupo C no permite despistes, a priori con Nápoles, Liverpool y París en condiciones de avanzar a octavos. No ganará el cuadro francés la Champions hundiendo a rivales como el Estrella Roja. El reto mayúsculo, todavía por resolver, será dar la talla ante los grandes cocos europeos.

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