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Los Ángeles (EE.UU.), 18 may (EFE).- En poco más de cuatro años de trayectoria musical, la argentina Nicki Nicole (Rosario, 2000) ha conseguido lo que muchos artistas ansían -algunos sin éxito- durante toda su carrera: conseguir llegar a millones de oyentes y mantener la autenticidad de crear a su antojo sin perder el calor de los suyos.

Rapera, trapera, compositora, referente de ese cajón de sastre que la industria ha acordado llamar “género urbano”… Las etiquetas dejan de tener sentido para una cantante capaz de llevar al top mundial en español desde una cumbia con la longeva banda mexicana Los Ángeles Azules hasta un tema con Morad, el joven hispanomarroquí que triunfa con letras escritas desde los márgenes de la sociedad.

Ahora, Nicki estrena su tercer álbum, titulado “Alma”, al que en una entrevista con EFE previa al lanzamiento, definió como “una transparencia” de ella misma, con diez canciones cuyas temáticas transita desde la nostalgia y la curación personal a letras muy raperas de contenido explícito.

“Hay muchos temas que hablan desde lo más profundo de mí, pero puedo decir que no representa facetas pasadas sino que es mi yo actual al 100 %”, explicó sobre este disco que comenzó a componer a principios del año pasado “sin fijar ningún límite” temporal.

Asimismo, añadió que “mientras sanaban muchas cosas y se rompían otras” tuvo que cambiar algunos versos para conseguir sentirse identificada completamente con este trabajo discográfico.

Los seguidores de la argentina, que se cuentan por decenas de millones en las distintas plataformas digitales, esperaron con expectación durante la última semana después de que ella misma desvelara que incluiría colaboraciones con otros de los nombres del momento, como su compatriota Milo J o la puertorriqueña Young Miko.

Anteriormente, había sacado a modo de adelanto “qué le pasa conmigo?”, un tema con el español Rels B que supera los 10 millones de visitas solo en YouTube y que completa, junto a “Caen las estrellas” con el también argentino YSY-A, el resto de ‘featurings’ de “Alma”.

“Los elegí porque los escucho personalmente; son de mis artistas favoritos y encima son buena onda. En este mundo, en el que las cosas pasan tan rápido, es mejor relacionarse con gente que además es buena”, deslizó Nicki durante su conversación EFE.

EL FENÓMENO MILO J Y SU REFLEJO EN LA EXPERIENCIA DE NICKI NICOLE

La artista, que salió a la palestra con el tema “Wapo Traketero” (2019) y el escaparate de unas sesiones de Bizarrap que recién despegaban, también aprovechó para dedicar unas palabras al fenómeno musical experimentado por el propio Milo J.

La fortaleza de la industria musical argentina y un contexto en el que las plataformas digitales pueden aupar al estrellato a cantantes de la noche a la mañana, el adolescente de apenas 16 años es uno de los más buscados ahora en la escena latina gracias a creaciones como “Milagrosa”, “Rara Vez” o “Morning”, que suman más de 100 millones de reproducciones.

“Lo escuché por primera vez y, por cómo entonaba, agarraba las melodías y usaba las palabras, pensaba que era mucho mayor. Tiene mucha calle pero, además, en el estudio me ha demostrado ser una bestia, parece que lleva mil años en esto”, argumentó Nicki, que dijo verse reflejada en el caso de Milo.

“Hablé con su familia, los conocí y vi que estaba muy agradecido. Solo pude decirle que aprovechara para disfrutar estos momentos”, apostilló.

Desde la tranquilidad de haber trabajado con referentes actuales como Myke Towers, Eladio Carrión, Duki, María Becerra o Peso Pluma, Nicki Nicole expresó estar en el “mejor momento” de su carrera “musical y personalmente” porque ya ha encontrado su sello distintivo.

El reputado Festival de Coachella (EE.UU.), el aclamado programa del cómico Jimmy Fallon en dicho país y hasta una grabación ‘Tiny Desk’ con la cadena NPR la han consagrado incluso ante la audiencia estadounidense.

Sin embargo, Nicki concluyó que la base de su éxito es haberse quedado en Argentina y no haberse mudado, ya sea a Miami o a Los Ángeles, para conservar su “alma” e “identidad artística” y seguir cantando en español porque “la música no tiene idioma”.

Guillermo Azábal

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