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WASHINGTON (AP) — La rama progresista del Partido Demócrata, que trata de arrebatar bancas a elementos más moderados en la Cámara de Representantes, sopesa cómo responder a las consecuencias inesperadas de su éxito del 2018 al tiempo que buscan la próxima Alexandria Ocasio-Cortez.

Ocasio-Cortez, desde ya, es la mesera de 29 años que el año pasado se quedó con la banca de uno de los representantes demócratas de más jerarquía y pasó a ser una influyente figura en la política nacional. Su sorprendente victoria hizo temblar a los legisladores que buscan la reelección y envalentonó al ala liberal del partido.

Los mismos progresistas, no obstante, temen que el éxito de Ocasio-Cortez y de otros aliente la presentación de numerosos candidatos demócratas en las primarias y divida el voto rebelde, favoreciendo a los legisladores que tratan de derrotar. En 40 estados no hay segunda vuelta y gana el que obtenga más votos.

Por ello, si bien los demócratas celebran el surgimiento de una nueva clase de políticos de distintas comunidades que incluye a Ayanna Pressley –quien derrotó a un representante que llevaba diez términos en el Congreso–, Sadhida Tlaib e Ilhan Omar, los progresistas analizan la mejor forma de seguir avanzando.

“Un desafiante por distrito, esa es mi consigna”, declaró Sean McElwee, cofundador de Data for Progress, organización que hace análisis políticos.

Adam Green, cofundador del Comité de Campaña para un Cambio Progresista (Progressive Change Campaign Committee), dice que está estudiando la posibilidad de que los candidatos liberales se comprometan a apoyar a una figura si esta se distancia de los demás. Ivette Simpson, directora general de Democracia para Estados Unidos (Democracy for America) y Adam Gold, director político del Centro de Acción por una Democracia Popular (Center for Popular Democracy Action), dicen que varias organizaciones han hablado de apoyar tempranamente a un mismo candidato para evitar divisiones.

Demócratas por la Justicia (Justice Democrats), pequeña organización que reclutó a Ocasio-Cortez y busca nuevos candidatos, dice que se propone reclutar menos que la docena de aspirantes a bancas en la cámara baja que promovió en el 2018. Ocasio-Cortez fue la única que ganó su contienda. También apoyó a otros 66 candidatos a la Cámara de Representantes, el Senado y cargos a nivel estatal, de los cuales seis salieron airosos.

“Antes nos enfocábamos en la cantidad”, dijo Alexandra Rojas, directora ejecutiva de Demócratas por la Justicia, que tiene 10 empleados y dijo haber invertido 2,5 millones de dólares en el 2018.

Pero a raíz del impacto de Ocasio-Cortez, que hizo que incluso los aspirantes demócratas a la presidencia abordasen temas como el cambio climático y un seguro de salud universal, Rojas dice que cree que “lo que cuenta es una contienda que cambie todo y altere el panorama político”.

Es demasiado temprano para decir si el entusiasmo que los progresistas dicen percibir en sus filas es real y si generará candidatos fuertes en las primarias. La gran mayoría de quienes enfrentan a representantes en funciones salen derrotados por falta de fondos, deficiente organización y porque son poco conocidos.

En la cámara baja, en todo caso, nadie se confía.

El representante Don Beyer, copresidente de la Comisión de Campañas Legislativas Demócratas (CCLD), dice que “no son solo los representantes blancos, de edad, los que miran por sobre el hombro. Lo hace todo el mundo, incluidas mujeres jóvenes”.

Los líderes del Partido Demócrata, no obstante, afirman que solo cuatro de los 435 miembros de ese cuerpo fueron derrotados en las primarias del año pasado, dos en cada partido. Y que la mayoría de los legisladores en funciones no tuvieron rivales en las primarias porque eran considerados invencibles.

Algunos demócratas se quejan de que la postulación de candidatos alternativos compromete la mayoría demócrata en la cámara baja, al obligar a los representantes en funciones a gastar en las primarias dinero que hubieran podido reservar para la contienda general.

La presidenta de la CCLD Cheri Bustos dice que la “misión central” de ese cuerpo es proteger a los representantes en funciones y que había escrito una carta a consultores privados advirtiéndoles que el partido no contrataría a ninguna firma que asesore a candidatos alternativos.

Explicó que ello se debe a que buena parte del presupuesto de esa comisión la aportan los mismos representantes en funciones y no corresponde trabajar con firmas que tratan de derrotarlos.

“Todavía no tengo un encuestador”, dijo Marie Newman, una progresista que por segunda vez intentará quedarse con la banca del representante Dan Lipinski, quien el año pasado la derrotó por dos puntos de porcentaje.

“Tenemos que concentrarnos en derrotar al presidente (Donald) Trump, en conservar la Cámara de Representantes y en conquistar el Senado. Esto (los desafíos a los legisladores en funciones) compromete esos esfuerzos”, sostuvo Lipinski.

Ocasio-Cortez asoma ahora como una potente voz para los progresistas. La representante de origen puertorriqueño declaró a la Associated Press que, dependiendo del distrito y del candidato, podría apoyar a candidatos alternativos en las primarias demócratas, algo pocas veces visto.

“Fue así que yo llegué adonde estoy”, expresó. “Sería hipócrita de mi parte decir que nadie debe pasar por la puerta por la que pasé yo”.

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