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Washington, 29 mar (EFE).- El presidente de Panamá, Laurentino Cortizo, defendió este miércoles la soberanía alimentaria como un importante factor para fortalecer la democracia, en un discurso pronunciando durante una cumbre virtual de jefes de Estado con el mandatario estadounidense, Joe Biden, como anfitrión.

“Para países como el nuestro, la soberanía alimentaria como instrumento para generar trabajo y riqueza dentro de nuestra frontera, también es un factor que fortalece la democracia y contribuye a la paz social”, afirmó Cortizo ante Biden durante su participación en la segunda edición de la Cumbre por la Democracia.

“Las relaciones comerciales, bilaterales y multilaterales deben considerar de manera justa las asimetrías entre nuestros países y el enorme daño que nos hacen las prácticas desleales de comercio, de modo que aseguremos un intercambio equitativo entre los países”, aseguró el presidente panameño en el marco de la cumbre.

Precisamente el país centroamericano, que firmó un Tratado de Promoción Comercial (TPC) bilateral con Estados Unidos, ha solicitado de manera reiterada a EEUU revisar los términos y las fechas de desgravación de productos como el arroz, la carne de res y de pollo, y algunos productos lácteos para “proteger la producción local”.

Para reforzar su discurso sobre la soberanía alimentaria, Cortizo parafraseó al histórico dirigente sudafricano Nelson Mandela: “Si no hay comida cuando se tiene hambre, si no hay medicamentos cuando se está enfermo, si hay ignorancia, si no se respetan los derechos fundamentales de las personas, la democracia es una cáscara vacía aunque los ciudadanos voten y tengan Parlamento’.

El presidente panameño remarcó que es necesario respetar el derecho de los países “de contar con una producción agropecuaria que asegure suficientes alimentos para la población y la protección” de los productores, subrayando que fueron los productores agropecuarios de Panamá los que durante la pandemia “aseguraron llevar suficientes alimentos de calidad” a la población.

El TPC fue suscrito entre Panamá y EE.UU. en 2007 y entró en vigor en 2012, eliminando de inmediato los aranceles a más del 87 % de las exportaciones estadounidenses de bienes industriales y de consumo a Panamá, mientras el resto se irían quitando de forma paulatina en un plazo de una década, de acuerdo con la información oficial.

En marzo de 2022 la cancillería panameña envió notas oficiales expresando la intención del Gobierno panameño “de invocar los mecanismos para realizar ajustes previstos en el Tratado, en referencia a rubros de especial interés social o sensitivos, como el arroz, la leche y sus derivados, y la carne de pollo y puerco”.

Pero, en su momento, el encargado de negocios de la Embajada de EE.UU. en Panamá, Stewart Tuttle, aseguró que el TPC estaba “en marcha” y que su Gobierno no pensaba renegociarlo. Este mes autoridades estadounidenses alentaron a Panamá a que mejor se centre en aprovechar las ventajas que ofrece el tratado.

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